miércoles, 28 de diciembre de 2011

"Hay que enseñarles a los chicos a convivir"

"Hay que enseñarles a los chicos a convivir" Lo dijo Mario Bunge al restarle importancia a las computadoras
Por Silvina Premat | LA NACION Bunge, que hoy cumple 92 años, disertó ayer en la Legislatura. Foto: Fernando Massobrio Para el filósofo y epistemólogo Mario Bunge, que hoy cumple 92 años, antes de enseñar a los niños a usar las computadoras hay que enseñarles a usar las manos y a convivir con otros. Invitado por la diputada porteña de la Coalición Cívica Diana Maffía, el polémico intelectual autor de un Tratado de filosofía en ocho volúmenes, disertó ayer en la Legislatura y respondió a preguntas del público. "Hay que introducir a los niños en manualidades y actividades prácticas, no tanto repartir computadoras porque igual los chicos aprenden eso fuera de la escuela. Es preciso que todo chico sepa cultivar un jardín, que aprenda a cocinar, a lavarse la ropa y naturalmente a convivir", dijo al responder a un interrogante sobre cómo hacer más eficiente la educación. Bunge, que dedicó su vida a la docencia y al desarrollo y promoción de la investigación científica y filosófica, fundamentó su afirmación en la generalizada "creencia de que basta dar una computadora a un chico para que sea una persona civilizada. Y no es así, eso no basta y ni siquiera es necesario". Continuó: "No se puede mejorar la educación si no se procura llenar la barriga de los estudiantes, mejorar su estado de salud y si no se enseña a enseñar; si no se forma mejor a los maestros. Cuando a los maestros se les obliga a leer a autores posmodernos se les deforma el cerebro y son incapaces de formar cerebros infantiles". Y explicó: "El problema de la educación es sistémico y por eso requiere una solución sistémica. Hay que reformar la política, la economía y la educación al mismo tiempo". Para Bunge "sin ninguna duda" habría que reducir la jornada laboral de los maestros. "Es necesario que las maestras puedan seguir estudiando y ponerse al día", dijo, y comentó que hay investigaciones que prueban que "el trabajo de una maestra es mucho más estresante que el del piloto de una aerolínea". Abogó para que los maestros estén en buen estado de salud. "No queremos maestros agotados, fatigados, sin ganas y deseando jubilarse lo antes posible", dijo. El vicepresidente primero de la Legislatura porteña, Oscar Moscariello (Pro), quien junto con la diputada Maffía presentó a Bunge, destacó que el trabajo del intelectual argentino que reside desde hace décadas en Canadá, no puede ser reducido a la física y la filosofía. "Bunge es un pensador integral, un humanista siempre dispuesto a combatir a sus contrincantes desde el pensamiento y la palabra y a defender su visión con una elegancia y uso de la ironía que regocija a quien lo sigue y admira", manifestó Moscariello. Maffía, por su parte, anunció que la Legislatura de la ciudad aprobó un proyecto de su autoría para colocar una placa recordatoria de la Universidad Obrera Argentina, fundada por Bunge a principios del siglo pasado, en una de las sedes en las que funcionó, en Adolfo Alsina al 2700. Durante la disertación, denominada "Estados de Derecho justos e injustos", Bunge también afirmó que "en política no hay sistemas legales puros" y que "un Estado puede tener legitimidad jurídica y carecer de legalidad política". Y advirtió: "Cualquier forma de conducta humana puede legalizarse por lo que no basta la ley jurídica, ni siquiera la legitimidad política sino que también es necesaria la legitimidad moral".

¿Una nueva enfermedad? Tecnología + estrés = tecnoestrés

Desde hace poco menos de 20 años se viene hablando del Tenoestrés como un problema en crecimiento que afecta no solo a niños, sino que también los adultos se hallan implicados. Ansiedad, problemas de memoria, de sueño y otros son sus manifestaciones. Las computadoras, los celulares y los videojuegos son los que se apuntan como prioritarios en su producción. IntroducciónDesde las herramientas primitivas hasta los superequipos de computación, a lo largo de la historia siempre hu-bo un cierto resquemor acerca de las novedades tecnológicas, aunque la aparición y el desarrollo de nuevos aparatos y tecnologías se hacía a un ritmo lento y digerible.Pueden rastrearse en muchos libros de ciencia-ficción distintas preocupaciones acerca de los avances en esta materia. Por ejemplo el mítico Nautilus de “20.000 leguas de viaje submarino”, de Julio Verne, o la problemática de la robótica en “Yo robot”, de Isaac Asimov, e inclusive algunos mucho más modernos, existe el temor de que las máquinas reemplacen y/o dirijan a los hombres o que se alcen contra la humanidad.Si bien al menos hasta el presente no existe un aparato o una serie de ellos que rocen esa premonición funesta, sin embargo cada nuevo descubrimiento alteró la marcha del mundo. Si ello fue para bien o para mal, es una apreciación muy difícil de hacer. En todo caso, las construcciones del hombre no tienen intencionalidad en sí mismas. Cada una, desde las más elementales hasta las más sofisticadas, son neutras. De hecho, muchas escapan a la intención de sus creadores y se convierten en armas de destrucción aquellas elaboraciones que pretendían ser un aporte beneficioso para las personas, como el caso del descubrimiento de Alfred Nobel. Hasta una simple cuchara puede servir para alimentar o como un arma letal, depende con qué intención se la empuñe. El tema es que la gran mayoría de los productos de la tecnología se crean con la finalidad de mejorar algún aspecto de nuestra vida.En los últimos treinta años hemos asistido a una aceleración exponencial de nuevos elementos tecnológicos que, como tales, tienen sus efectos, uno de los cuales es lo que se denomina Tecnoestrés. Qué esEl término fue acuñado por primera vez en 1984 por Craig Brod, quien en su libro “The Human Cost of the Computer Revolution” (el costo humano de la revolución de la computadora) definió a este fenómeno como “enfermedad moderna de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable. Se manifiesta de dos maneras diferentes aunque relacionadas: en la resistencia a aceptar la tecnología de los ordenadores y en la forma más especializada de hiperidentificación con ella”.Pero el concepto fue avanzando, así como las innovaciones tecnológicas, lo que trajo una gama de aparatos increíblemente amplia que rodean nuestra vida: celulares, computadora, televisión, videojuegos, etc., que pueden llegar a crear una verdadera dependencia.El Tecnoestrés conoce dos formas; la adicción y la tecnofobia. Esta última, relacionada con la resistencia que los cambios tecnológicos produjeron a lo largo de la historia, es, precisamente la conducta de oposición a las nuevas tecnologías.El problema es que de todas maneras la vida moderna expone constantemente al contacto con aquello mismo que se quiere evitar. Es que sea por un celular, un cajero automático o la computadora, es prácticamente imposible hoy en día estar alejado de ello. Además, se genera lo que algunos autores denominan como los nuevos analfabetos, es decir, personas que, por su oposición a utilizar estos aparatos o por la imposibilidad económica de acceder a ellos, quedan ubicadas en un lugar marginal por no conocer su uso. E, incluso, no conocen la jerga que le es atinente a estos nuevos (o renovados) aparatos.Desde esta perspectiva, la tecnofobia no es una respuesta válida, porque, además de ser simplemente reactiva, marginaliza y también produce estrés, porque, al menos en las ciudades, es prácticamente imposible abstraerse de la tecnología.El otro aspecto en que se manifiesta es el de la adhesión incondicionada.Hace años que se viene discutiendo cuáles son los efectos de la computadora y los videojuegos en los niños, a lo que ahora se agrega la universalización de los celulares, que, lejos de ser nada más que un teléfono portátil, ahora integran novedosas funciones, que permiten jugar, conectarse a internet, chatear, enviar mensajes de texto, etc.Muchos educadores, psicólogos, psiquiatras y neurólogos creen que una parte de los trastornos de conducta de los niños provienen de la exposición desmedida a contenidos no apropiados para ellos que recaban en sus exploraciones en la red, en las emisiones de televisión y en videojuegos violentos (existe uno que va por su 5ª versión en el cual el objetivo es robar autos, atropellar peatones y matar policías, por ejemplo), pero también por la utilización constante y el apego cuasi patológico de aquellos que no pueden despegarse de alguna de las formas de estar conectados constantemente.Pero no sólo son los niños los amenazados por el Tecnoestrés. En México, se estima que el 25% de los adultos entre 25 y 55 años experimentan la compulsión de obtener el último de los aparatos, los que cambian y se renuevan con tanta rapidez que a los pocos meses (o, a veces, semanas) de adquirir uno, ya resulta obsoleto.Uno de los ámbitos en los que se reporta mayor incidencia de esta alienación es en el laboral. En este sentido, Alejando Córdoba, presidente de la Asociación Nacional de Especialistas de Salud Mental del Instituto Mexicano de la Seguridad Social, señaló que esta patología está asociada al Síndrome de Burnout o de agotamiento, por el desgaste profesional que implica el uso "continuo, cotidiano y constante" de la tecnología, lo que lleva a una sensación de fatiga y a un importante desgaste físico.Así, en lugar de desconectarse del trabajo una vez que termina el horario laboral y disfrutar del ocio, muchos empleados continúan respondiendo mensajes vía mail, mensajes de texto o a través de pagers, lo que también ocurre en los períodos de vacaciones. Por su parte, Michelle M. Weil y Larry D. Rosen (ambos psicólogos, profesores universitarios y reconocidos como expertos en Psicología de la Tecnología), autores del libro TechnoStress: Coping With Technology @WORK @HOME @PLAY, sostienen que “en los últimos 15 años, como la tecnología se ha convertido en una parte prevalente en nuestras vidas, hemos visto cómo el Tecnoestrés se desarrolla e impacta en la vida de las personas, en su familia y en el ámbito laboral”. Aseguran que el 85% de la población se siente incómoda con la tecnología, aun aquellos que aparentemente disfrutan de ella, porque produce frustración, intimida y causa distrés, que es una forma altamente patológica del estrés.Pero no solo estar conectado constantemente genera problemas, sino que la desconexión es otra de las causas. En efecto, la falta de señal, el mal funcionamiento, las dificultades para acceder y cualquier inconveniente derivado del uso que lo impiden o entorpecen es posible que dispare síntomas. Otro tanto ocurre cuando se actualiza el software o el aparato que ya se tenía dominado y hay que aprender a usar otro, lo que también puede producir episodios estresantes.Si bien ello no tiene que ver específicamente con el Tecnoestrés, también existen sospechas, hasta ahora sin fundamento científicamente comprobado, de que la exposición prolongada a muchos de estos aparatos modernos puede traer consecuencias serias para la salud. Por ejemplo, tantas horas frente a un monitor, por más baja que sea la radiación, podría producir problemas en la vista. Por su parte, tanto los celulares como las antenas por las cuales se captan y se envían las señales son fuente de radiaciones electromagnéticas, las que, aparentemente, al estar controladas, no producen más que alteraciones mínimas en las ondas cerebrales, sin daño, aunque se sabe que, superado un cierto umbral, pueden ser dañinas. Por algo hay en todo el mundo fallos judiciales y reglamentaciones para su instalación que prohíben que ellas se ubiquen en las cercanías de espacios poblados. Los síntomasEl síntoma principal asociado al Tecnoestrés es la ansiedad, la que se manifiesta a través del aumento de la irritabilidad, dolores de cabeza, fatiga mental, depresión, pánico, problemas para conciliar el sueño, pesadillas, sentimientos de indefensión, entre otros.Por otra parte, el tema de dividir la atención en un cúmulo de tareas que la requieren simultáneamente, hace que en muchas ocasiones no se pueda pensar con claridad, creando confusión y errores de juicio, no solo en el entorno laboral sino en la vida de relación en general. La estimulación constante hace que se deba responder inmediatamente, creando lo que Weil y Rosen denominan la “locura multitareas”, que lleva a saltar de una cosa a la otra sin solución de continuidad, lo que divide no solamente la atención sino al propio sujeto.También se puntualiza que la cantidad de información que se recibe cuando se utilizan desmedidamente ciertos aparatos afecta la capacidad de retención, esto es, la memoria.Paradójicamente se señala que, sobre todo en niños y adolescentes, la sobreexposición comunicativa y la hiperconexión virtual favorecen el aislamiento real, es decir, conductas de encierro en sí mismos y pérdida de conexión con la realidad y, en aquellos que ya tienen una propensión, aumenta las conductas disruptivas. Desde este punto de vista, el Tecnoestrés podría servir de disparador ante algunos problemas conductuales latentes. SugerenciasComo para esta patología no existe medicación alguna que pueda volvernos a la normalidad, los expertos en el tema sugieren algunas conductas a seguir que atemperen sus efectos:1. Dosificar el tiempo que se pasa delante de la computadora. Limitar el uso del celular a lo realmente indispensable.2. Usar la tecnología que resulte más amigable, la que pueda manejarse con mayor comodidad, aunque no sea la última disponible y darse tiempo para adaptarse a la más reciente, en caso de ser necesaria su utilización.3. No depender de los aparatos para comunicarse con aquellos con los que es posible hacerlo cara a cara. En el ámbito familiar, establecer un tiempo cotidianamente para estar juntos, sin artefactos encendidos.4. Dedicar más tiempo a hacer deportes, encontrarse con amigos, programar salidas o realizar cualquier actividad que implique poder reponer las energías y desconectarse. EpílogoComo decíamos al principio, la tecnología, bien utilizada, nos ayuda a tener una vida no solo más confortable, sino que en muchos ámbitos, como en la medicina, nos permite vivir más y mejor.Con esto queremos expresar que no es ella el problema, sino el uso que hacemos el que determina que pueda ser un problema o que realmente nos beneficie. Insistimos en que se trata solamente de herramientas a nuestro alcance.En todo caso, más allá de las presiones consumistas y de las tontas cuestiones de estatus, somos nosotros quienes debemos manejarla y no ella a nosotros.Como con la mayoría de las “nuevas patologías” que siguen saliendo a la luz día a día, nos queda la duda de si estamos ante una realmente nueva o si se trata nada más que de un síntoma de otra cosa, es decir, una nueva segmentación del mercado de la salud en la que algunos desean hacer pie para su propio provecho.En todo caso, habrá que estar atentos a nuevos desarrollos en la materia, porque sea una u otra cosa, el uso indiscriminado de ciertos aparatos tales como computadoras, celulares y videojuegos, quizás más que otros, puede resultar en problemas que más vale prevenir, sobre todo en niños, porque no se sabe a ciencia cierta cuáles son sus efectos a largo plazo. Algunas fuentes:- http://www.eluniversal.com.mx/notas/544841.html- http://extranet.ugt.org/saludlaboral/OPRP/Publicaciones/Folletos/Folleto_Tecnoestres.pdf- http://sneiderhauser.typepad.com/blog/Technostress.pdf- http://www.technostress.com/tsconversation.htm- http://www.technostress.com/tstechnosis.htm- http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-167761-2011-05-08.html

lunes, 26 de diciembre de 2011

Saber más para enseñar mejor

Por Gustavo Iaies | Parece una buena noticia que la Ciudad haya decidido sumarse a una aplicación local de la prueba PISA, sin dejar de participar de la nacional. Los actores del sistema educativo porteño tendrán más información para pensar cómo mejorar las estrategias educativas de sus escuelas. En los últimos años, esta prueba ha ingresado al debate de la política educativa y de la opinión pública, hay quienes la consideran "la" referencia, y aquellos que creen que la prueba no es apta para evaluar a nuestros chicos porque opera con un referente de sistemas educativos muy distintos al nuestro. Sin dudas, esta evaluación puede tener algún sesgo, aunque los países que la aplican participan de su producción y, en tal sentido, han construido un referente capaz de ser comparado con esos sistemas. No parece lógico plantear que sólo podemos participar de una prueba con sistemas iguales al nuestro, porque sería pensar que educamos a nuestros alumnos solamente para vivir en países iguales al nuestro. De hecho, varios países de la región la aplican, incluso algunos como Brasil han fijado algunas de sus metas nacionales en relación con la prueba. Debemos pensar a PISA como una referencia más, sumadas al ONE, al Observatorio de la Unesco, y a las que seamos capaces de construir en el futuro, que mejoren nuestras opciones. Por eso debemos articular los datos que nos aportan, con nuestra propia información acerca de la deserción, la repitencia, la extra edad. Las reformas exitosas de la región, como la brasileña, empiezan a mostrar que el tiempo de la inclusión y el de la calidad van juntos en las políticas educativas. Los chicos permanecen y fracasan menos, en las buenas escuelas, las que no pierden su objetivo central: enseñar. De lo que se trata es de plantearnos metas de mejora y tener la mayor cantidad de información posible para ir ajustando nuestras estrategias. Es muy bueno saber más acerca de lo que los chicos saben y no saben, del modo en que su origen social, el orden de las aulas, el tamaño de los grupos, la antigüedad o capacitación de sus docentes influyen en su aprendizaje. Ahora, con esa información, tenemos que tomar decisiones, sino sería como hacerse todos los chequeos y no tomar después la medicación, ni respetar los consejos del médico. La Ciudad toma una decisión acertada en dirección a construir una mejor escuela pública. Los porteños sabremos más acerca de los resultados de nuestras estrategias educativas, del modo en que estamos garantizando el derecho a aprender de nuestros chicos. Director del Centro de Estudios en Políticas Públicas .

viernes, 23 de diciembre de 2011

Los niños y los adolescentes no están en la agenda de la TV abierta. En los noticieros, los menores sólo aparecen como víctimas y en casos de violencia.

Los niños y los adolescentes no están en la agenda de la TV abierta. En los noticieros, los menores sólo aparecen como víctimas y en casos de violencia. Por José Crettaz | LA NACION Los niños y los adolescentes prácticamente no están en la agenda de temas de los noticieros de la televisión abierta argentina, y cuando aparecen, la mitad de las veces lo hacen en relación con hechos de violencia.
Esa es la principal conclusión del estudio La niñez en los noticieros , realizado por la asociación civil Periodismo Social y el Observatorio de la Televisión de la Universidad Austral. Según el trabajo, que será presentado públicamente pasado mañana, sólo el 12,4% del total de las noticias emitidas en los noticieros hacen referencia a los niños y los adolescentes, aunque la franja de 0 a 18 años representa el 35% de la población del país. Y de aquel porcentaje el 43,2% se refiere a hechos de violencia en los que los menores aparecen como víctimas, pero también como victimarios. Después de los temas vinculados con la violencia, las menciones a los chicos aparecen relacionadas con la educación, 21,6%; salud, 13,52; accidentes, 5,41%, y abandono, 5,41%. La cultura, derecho de familia, comportamiento, discapacidad, pobreza, expresión, trabajo infantil, medio ambiente y tecnología oscilan entre el 2,7% y el 0,5% de las menciones. Hechos puntuales En las conclusiones del trabajo, se sostiene además que la mayoría de las noticias sobre violencia e infancia se reduce a crónicas que informan sobre un hecho puntual y que desaparecen de la agenda mediática al día siguiente. Del total, sólo el 6,2% de las menciones correspondieron a informes especiales que profundizaron en el tema, con información contextualizada, diferentes voces, estadísticas y citas de legislación. De acuerdo con esta investigación, la primera de este tipo en el país, en algunos noticieros la presencia de la violencia como factor predominante en la cobertura de la información sobre los niños en televisión es mayor. En América Noticias llega al 54,5%, algo más que Telefé Noticias y Telenueve , que le dedican el 50%. En otras palabras, la mitad o más de las referencias informativas a menores en la TV abierta está relacionada con hechos de violencia. En Telenoche ese número baja al 45%, y en Visión 7 , al 20 por ciento. Como datos positivos del relevamiento, la mayoría de las notas emitidas respetan el derecho a la intimidad y a la identidad de los chicos y las chicas (78,3% y 86,4%), respectivamente. En la elaboración del estudio se analizaron más de 600 noticias de los informativos de los cinco canales de aire de la ciudad de Buenos Aires. Todos los noticieros analizados corresponden a las ediciones vespertinas -que se emiten entre las 19 y las 21- y el relevamiento se realizó entre los meses de septiembre y noviembre de 2010. Agenda mediática "En el período analizado no se registraron casos policiales resonantes protagonizados por chicos menores de edad que hayan conmocionado a la opinión pública y acaparado la agenda mediática con el debate sobre bajar o no la edad de imputabilidad, como sí ocurrió en enero de 2011 con el asesinato de un hombre, en La Plata, a manos de un adolescente", se destaca en las conclusiones del estudio, que puede verse completo en http://bit.ly/menoresenTV . Los adolescentes de entre 13 y 18 años conforman el grupo de edad sobre el que más se interesaron los noticieros a la hora de informar sobre menores y violencia. "La TV es un gran creador de imaginarios sociales. Hay mucha juventud sin proyecto propio que se está mirando en ese espejo y viendo una realidad contra la que pareciera que no se puede hacer nada", afirmó Alicia Cytrynblum, de Periodismo Social, una asociación civil dedicada a promover un abordaje más equitativo del sector social en la prensa. "Lo que nos cuentan algunos responsables de los noticieros que fueron entrevistados es que cuando intentan decir que los niños o jóvenes que son agentes de violencia sino también víctimas los televidentes se enojan mucho. La televisión es también un producto de una sociedad que tiene que madurar", explicó Cytrynblum. "En muchos casos, además son noticias espectacularizadas, que sólo apuntan a atraer al público con cierta morbosidad, golpes bajos, planos que no protegen adecuadamente la identidad del menor que es víctima o que identifican su domicilio, entre otros detalles. Hay temas que tienen que ver con la infancia que están claramente ausentes: explotación, discapacidad o trabajo infantil, por citar algunos", concluyó Gabriela Fabbro, directora del Observatorio de la Televisión de la Universidad Austral.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Violencia en TV: instan a explicar a los chicos qué es lo que está mal

Lo plantea Orozco Gómez, experto en aprendizaje y comunicación, para recuperar valores Por Alejandra Rey | LA NACION Cuando a Candela la asesinaron y los detalles de su cuerpito destrozado eran noticia desde la mañana hasta la noche, ya no alcanzó con apagar el televisor y hubo que explicarles el caso a los chicos. Pero ¿lo hicimos bien? ¿Cómo se les dice a los hijos que esa nena vivía en un mundo de droga, prostitución y cárceles, y que es la excepción y no la regla? "Hay que educar la mirada con las pantallas encendidas. La represión no funciona a mediano plazo, crea más curiosidad y no le da a la persona las herramientas para saber cómo digerir imágenes en otros momentos, o cuando se tope con ellas. Hay que hacer una educación al lenguaje de la imagen para ver más allá de lo que es evidente a primera vista", dice el mexicano Guillermo Orozco Gómez, autor de trabajos sobre comunicación y medios e investigador de la recepción y la alfabetización audiovisual. Orozco Gómez, que vive en un país violento donde la pantalla alterna las muertes de mujeres en Ciudad Juárez con culebrones arcaicos, dice que la imagen en las pantallas siempre es una representación y que toda representación por definición es una construcción. "Por eso -agrega- hay que ejercitarse en el lenguaje de la imagen o alfabetizarse a la imagen, como a la escritura y a lo digital. Hay que conocer qué piensan los niños y desde dónde lo piensan y qué quieren y por qué hacen lo que hacen. Hay que saber preguntar." Orozco Gómez utiliza películas para educar a niños, padres y profesores cuando da conferencias y coincide con La Nacion en que la problemática de la violencia abarca a toda América latina. Es decir, se universalizó la maldad a partir de la ausencia de fronteras y pone al bullying como un caso testigo de cómo la violencia termina siendo normal en sociedades que no la admitían. "La violencia se genera desde diversas fuentes. Una es que no hay todo para todos: algunos no tienen y quieren tener; otros quieren tener más, lo cual es un motor para conseguirlo, pero, dado que no hay abundancia, cada vez hay menos de todo, y conseguir lo que uno quiere no es un mero acto de voluntad, sino que implica quitárselo a otro. Ahí viene entonces la violencia. Otra causa es la emocional. En las interacciones sociales es inevitable tener conflictos, el problema es cómo se solucionan y una manera aparentemente fácil y rápida de hacerlo es reaccionando con violencia y eso no se normaliza a partir de un solo acto, sino que se requiere la cultivación de la violencia a lo largo de muchos actos violentos", dice el especialista. Entonces cuenta lo que sucede en México, donde el narcotráfico asesina a cientos de personas por día; el ansia de pasar la frontera de los Estados Unidos deja un tendal de muertos de hambre, frío y sed y la matanza de mujeres en Ciudad Juárez, por negarse a prostituirse. ¿Cómo se aborda semejante tema? "Directamente no se habla -dice-. Hace poco se hizo una moción jurídica para tipificar los asesinatos de mujeres como feminicidios, lo que representa un avance jurídico en el papel, pero en la práctica el problema es la impunidad de este tipo de asesinatos. Hay una cultura machista y muchos estereotipos sobre la conducta de la mujer en relación con el hombre que hace que las denuncias no prosperen. A veces se aumenta la pena por asesinatos de mujeres, pero antes que eso es importante que no haya impunidad, las penas no sirven de nada si no hay a quién aplicarlas." -¿Qué pasa con la cantidad de tiempo que los chicos están frente a la pantalla? -Actualmente los medios y dispositivos de comunicación, como el cine, la tele, los videojuegos, la computadora, Internet y las redes sociales incluyen cada vez más productos audiovisuales, donde la violencia ocupa un porcentaje creciente de tiempo de pantalla. Esto plantea dos grandes problemas: de cantidad y de calidad de violencia expuesta. Por ejemplo, la violencia se va naturalizando como algo inevitable en las interacciones humanas y es un ingrediente necesario para darle acción y emoción a cualquier narrativa. Y es ahí donde el especialista apuesta a lo bueno de la imagen, es decir, a enseñar por medio de la imagen: "Para transmitir algo siempre hay dos maneras, la explicita o escenificando lo que se quiere enseñar de manera integrada en una trama. Esta segunda manera tiende a ser más efectiva y, de hecho, es como se trasmite la violencia en las pantallas. La ficción ha mostrado ser una opción de representación audiovisual muy eficaz para la trasmisión de valores e ideología a las audiencias. Si además se acompaña con algún material didáctico impreso, mejor. Hay que hacer películas y videos muy entretenidos en los que se pongan en juego los derechos humanos, sus maneras de infringirse y las de respetarse de manera natural". El mexicano dice que la ignorancia se combate con programación explícita y cuenta que en el continente hay una demanda fuerte sobre temas de la vida cotidiana que casi nunca la televisión atiende, como la salud, los derechos humanos, la convivencia, el medio ambiente o temas jurídicos. Y propone hacer entrevistas con especialistas a partir de casos que envía el público, la gente, que es en definitiva la que padece la violencia. -¿Hay un discurso único para enseñar qué es la violencia o la imagen es lo mejor? -La imagen es un discurso también. No separaría el discurso oral o escrito de la imagen o discurso visual. Lo audiovisual es un compuesto muy interesante que me parece que tiene mayor potencial de impacto en las audiencias. Lo audiovisual es una combinación de discursos diferentes, con mayor grado de reproducción, con mayor fidelidad sobre lo que se representa y con mayor verosimilitud.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Jerarquizar saberes artesanales, pero con buen control

Por Pablo Pineau Docente e investigador de la UBA El crecimiento de la cantidad de carreras está relacionado con la masificación: ahora hay más personas que ven en la universidad un destino esperable, algo que claramente no sucedía hace 30 años. También hay una cuestión relacionada con la institucionalización de los saberes. La universidad dejó de ser algo “excelso” y le dio status de reconocimiento a otros saberes artesanales. Eso sirve para jerarquizarlos. Hay un riesgo y es que en el surgimiento de nuevas universidades, clave del incremento de carreras universitarias, se priorice el interés empresarial por sobre el académico. En este sentido, me parece fundamental el rol del Estado como fiscalizador de las instituciones. Si bien todavía el mercado de títulos se autoregula bien –no valen igual todos los títulos–, es importante que se revise quién puede validar esos saberes.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

En diez años fueron creadas 472 carreras universitarias

Lo reveló un trabajo de Expouniversidad en Capital y Provincia. Lo que más creció fueron las carreras cortas y las licenciaturas. Y son cada vez más específicas. Responden a la nueva demanda laboral. Por
Victoria De Masi Según un relevamiento de los organizadores de Expouniversidad, la muestra que reúne a las casas de altos estudios que arrancó ayer en La Rural, la oferta académica creció el 42% en la última década en las instituciones públicas y privadas de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. El impulso lo dieron las carreras cortas y las licenciaturas. Y si bien las tradicionales siguen figurando arriba en la demanda, las opciones se amplían cada vez más, con temáticas nuevas y muy específicas. El dato surge del monitoreo que realizó Re-Vista Vocacional, una guía de carreras que se distribuye desde 1997. Para la 16° edición de la feria, compararon la información enviada por 60 universidades que funcionan hoy en el área metropolitana y el interior del territorio bonaerense con el total de carreras que funcionaban en 2001. Hoy se ofrecen 1.594 contra 1.122 de hace diez años : es decir, 472 carreras más. ¿El mercado laboral exige especializaciones? ¿O las universidades empiezan a amoldarse a un nuevo tipo de estudiante, ése que no quiere destinarle tantos años de su vida a un título? “Cambió el imaginario de los alumnos con respecto a ‘ser profesional’. Para ellos aprobar 36 materias, la cantidad promedio de una carrera, es mucho. Eso, sumado a que convertirse en abogado, por ejemplo, ya no tiene el mismo valor familiar, hace que los chicos se sientan menos presionados a la hora de elegir una carrera. Creo que las universidades tomaron nota de esto y que el mercado laboral también se flexibilizó”, responde Roberto González, licenciado en Educación y docente de la Universidad de Lomas de Zamora y de la Universidad de Flores. Para González, no es casual que las empresas, por más pequeñas que sean, tengan un departamento de Comunicación, de Marketing o de Relaciones Públicas. “Alumnos que no proyectan a más de tres años y empresas abiertas a vocaciones no tan formales explican el fenómeno”, agrega González. Al mismo tiempo, hay más lugares donde estudiar. “Si las privadas fueron protagonistas en los ‘90, la década que pasó fue para las universidades públicas y gratuitas. Sobre todo en el conurbano, que además ofrecen planes de estudios identificados con la región donde están. Me refiero a las universidades nacionales como la de Avellaneda, la de Moreno y General Belgrano. O la del Oeste que abrirá el año próximo”, destaca Teresa Martín, directora de Re-Vista Vocacional y coordinadora de la talles de orientación en Expouniversidad. El interés por carreras como–Psicología, Derecho y Ciencias Económicas se mantiene, pero aparecieron otras, nuevas y curiosas. Algunos ejemplos: Curtido y Terminación en Cuero, que se ofrece en la Universidad de Lanús; otras relacionadas con la producción y diseño de espectáculos, en la UADE. O la carrera de Seguridad Ciudadana, que antes la ofrecía únicamente el Instituto Universitario de la Policía Federal: ahora no solo está disponible en otras instituciones, sino que hay 18 “subcarreras” de este tipo. Las Ciencias Sociales y Humanas también viven su época de gloria . Según el informe crecieron un 40% y 35% respectivamente. Y esto tiene su correlato en el Conicet: “De los 90 mil estudiantes que están haciendo el posgrado, el 65% corresponde a Humanidades y Sociales. Estamos dando el triple de becas, pasamos de 2 mil hace diez años a 8 mil ahora. Queremos más científicos pero no tenemos vacantes, entonces tratamos de ubicarlos en el mercado laboral. ¿Quién no va a querer estudiar en este escenario?”, arriesga Dora Barrantes, directora de Ciencias Sociales y Humanidades del Conicet. Lo que más aumentó en la oferta de las universidades fueron los denominados “ciclos de licenciatura” , que brindan la posibilidad a los que tienen un título terciario de transformarlo en licenciatura si estudian dos años más. Esto se da sobre todo en áreas como Enfermería, profesorados de distintas materias y especialidades económicas y de Administración. El panorama es alentador porque más cantidad de carreras significa, según los especialistas consultados por Clarín , que hay personas interesadas en seguir sus estudios. Pero también advierten dos desafíos: que es urgente preparar a los estudiantes secundarios para que lleguen mejor preparados a esta instancia de su educación, y por otro lado, revertir la alta deserción que se registra en el primer cuatrimestre del primer año de todas las carreras. “La decisión de carrera se da, recién, cuando terminan el secundario y a las apuradas. Elegir una profesión debe ser algo planeado, con la ayuda de los docentes”, apunta Martín. González va a los números: “Entre un 30% y 40% abandonan antes del primer parcial, cuando recién arrancan. La universidades pueden adaptarse pero no van a renunciar a la exigencia, algo que en cambio no se da en el secundario”.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Con solidaridad y participación se puede aprobar matemáticas

Profesores y alumnos comparten espacio y aprendizaje; los aplazos cayeron a un 30% Por Valeria Musse | LA NACION LA PLATA.- Sí, la pesadilla se terminó. O al menos eso se comenta en esta ciudad. Porque con un método innovador en el estudio de las matemáticas, que incluye hasta el cambio de lugares en las aulas y la participación de alumnos y profesores, se logró que el 70% de los que estudian esa materia en Ingeniería aprobaran el curso. En efecto, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) logró incrementar el número de jóvenes que aprueban la materia y, lo más interesante, bajar la deserción por culpa de los indomables números. En 2001, por ejemplo, de un universo de 850 alumnos sólo el 30% aprobaba; muy pocos de los estudiantes que no habían conseguido el objetivo recursaban al año siguiente, y el resto, casi la mitad, sentía que había "fracasado" y dejaba de intentarlo. Ahora sólo abandona el 10%. Lo primero que se hizo en 2003 fue aunar las distintas ramas de la materia -Análisis 1, Geometría Analítica y Algebra-, que en muchos casos repetían los contenidos y requerían demasiada carga horaria semanal. Así las cosas, se generaron nuevos planes de estudio para Matemática A (la que se cursa en el primer semestre del primer año), Matemática B (en el segundo período) y Matemática C, que se rinde al año siguiente. Luego, se modificó la cantidad de alumnos por comisión, y lo que antes eran clases multitudinarias, con gente sentada en el suelo y escribiendo como podía -lo que impedía el contacto directo entre maestros y alumnos, entre otras cosas- mutó en cursos de hasta 70 estudiantes por comisión. A partir de ahí, la manera de aprender de los alumnos cambió radicalmente. Porque ése es el punto fuerte de la nueva metodología desarrollada por los docentes: que los jóvenes se instruyan por sí mismos -lo que genera la autonomía y un orden al momento de estudiar- con la colaboración del trabajo en grupo de sus compañeros y profesores. Alumnos desorientados Al principio de la puesta en marcha del método, el primer día de clases encontraba a los alumnos un poco desorientados. Porque, dispuestos a sentarse cada uno en un pupitre frente al pizarrón, los novatos recibían la propuesta de unirse de a siete alrededor de una mesa grupal. "Ahora ya lo hacen solos. Pero al principio había chicos que se desalentaban ante lo que consideran un fracaso. Por eso es una preocupación de las autoridades de la facultad para conservarlos en la institución y que puedan aprender a emplear este método que ya probó sus resultados", dijo a LA NACION Néstor Búcari, profesor titular de lo que, con la nueva metodología, se denominó Matemática A. Búcari, un entusiasta del método, aclaró que con el transcurso de los años los nuevos alumnos ya están al tanto de esta disposición y cuando entran a la universidad lo hacen más relajados, sabiendo que allí se enseña matemática de una manera innovadora. Volviendo a la experiencia en clases, una vez que los alumnos se agrupan y se sientan en una gran mesa, interactúan entre sí para resolver las consignas indicadas por el profesor. La solidaridad gana espacios dentro del aula y aquel joven que más facilidad tiene en un determinado tema ayuda a quien tiene problemas. En tanto, los docentes se confunden dentro de los grupos y despejan personalmente todas las dudas planteadas. Al finalizar los contenidos, los alumnos son evaluados de la manera tradicional. "Los chicos razonan por sí mismos, sacan conclusiones y trabajan; así, pueden llevar a la práctica, a la realidad, los enunciados", dijo el decano de la facultad, Marcos Actis. Entusiasmado por los buenos resultados de los últimos años -la reducción en el porcentaje de abandonos y un notable aumento en la cantidad de aprobados-, el directivo anhela que la nueva metodología pueda aplicarse en el futuro en otras instituciones educativas. "Hemos reducido también los guarismos de ausentismo. Los chicos vienen con otras motivaciones", finalizó Búcari.

martes, 18 de octubre de 2011

Ante el predominio de las carreras humanísticas: "El país va a necesitar muchos más ingenieros"

Por Patricio Bernabe | LA NACION "La falta de ingenieros ya está generando un cuello de botella en el desarrollo del país." El diagnóstico lo aporta el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, Carlos Rosito, y lo completa con un dato estadístico: el índice de graduación actual en esa carrera es de 5000 personas, entre todas las especialidades y en todo el país. "De continuarse con el actual modelo, como se prevé, ese número debe ser de por lo menos el doble", sostuvo. "Aun cuando el crecimiento no sea del 8% anual, sino de la mitad, el país va a necesitar muchos más ingenieros", añadió Rosito, que fue elegido decano en 2006 y reelegido en 2010. Su mandato finaliza en 2014.Esta es la síntesis del diálogo con el decano: - Un sondeo reciente mostró que los estudiantes argentinos siguen optando por las carreras humanísticas. ¿A qué se debe? -Si bien a nuestra carrera llegan bachilleres, muchos lo hacen de escuelas técnicas, que fueron destruidas. Eso provoca una gran merma. Se las está reconstruyendo, pero eso lleva tiempo. Aparte está el tema del aprendizaje de la matemática. Ahora los estudiantes vienen con una formación muy pobre. Vea lo que pasa en la facultad de La Plata, que toma un examen de ingreso, con resultados catastróficos. También hay un problema cultural, y en eso hay una diferencia muy marcada con los países que más progresan técnicamente, que son los del sudeste asiático. Allí el porcentaje de gente que estudia ingeniería es muy alto: 25, 30, 40%. Acá la media nacional es el 6 por ciento. -También ahora hay muchas más oferta de carreras... -Sí, la oferta es muy grande. Hay estímulos para las llamadas ciencias duras, pero son débiles, la mayoría no los conoce. Las becas del Bicentenario son un esfuerzo importante del Gobierno, que ha invertido algo así como 150 millones de pesos. La intención es buena, pero no ha tenido un impacto significativo. También hay tutorías, pero lo concreto es que la matrícula tiene subas y bajas, con una tendencia muy leve a subir, en los últimos años del orden del 10%. Pero si usted toma otros índices, reflejados por las cámaras del sector, por ejemplo, que el despacho de cemento para obras aumentó el 200%... estamos en un problema. -¿ Y qué se está haciendo al respecto? -En la facultad creamos una subsecretaría de vinculación con la enseñanza media y con el CBC. La idea es llegar a las escuelas medias, tratar de convencer a los chicos de que estudien ingeniería. Dentro del CBC ingresan unos 60.000 alumnos y a eso hay que sumar cientos de miles del secundario. Pero atraerlos no es sólo un tema que cuesta dinero, que, por suerte, ahora es mayor que nunca, hay que conseguir buenos profesores, que no abundan. Tenemos pensado, además, hacer propaganda de la carrera en el subte y en algunas intendencias del conurbano darles a los estudiantes del secundario un curso desde noviembre hasta marzo, que vayan profesores a reforzar lo que saben de matemática para que luego ingresen al CBC mejor preparados. Si no el porcentaje de fracaso es muy alto. Hay un proyecto de hacer un colegio técnico, que sería similar al Nacional de Buenos Aires o al Carlos Pellegrini, que fije un estándar de calidad. Allí no va a poder ir todo el mundo. Y dentro de la universidad estamos tratando de mejorar la atención al alumno, pero no a costa de bajar el nivel de exigencia para que se reciban más... -Todo lo anterior, obviamente, está orientado a hacer menos abrupto el salto del secundario a la facultad, que es muy grande. -Sí. A la escuela se le dio un mazazo terrible en los 90, reconstruir eso es difícil. Hacer un secundario masivo y de calidad es una tarea ciclópea, pero hay que hacerla. Y yo analizaría lo que pasa en el primario. En otros países, se realizan ferias de ciencias, la enseñanza no es repetitiva y dogmática, sino creativa, con proyectos, más atractiva. ¿Cómo le va a gustar al alumno algo que no conoce? Un chico con 17 o 18 años ya trae un bagaje que es muy difícil de modificar. Y tampoco tenemos derecho a hacerlo. - ¿El índice de deserción en la carrera es alto? -Muy alto. En los primeros años es importante, porque muchos encuentran materias difíciles y no las pueden superar, debido a la pobre formación que traen. Después del segundo o tercer año se tiende a estabilizar, pero luego hay un "estiramiento" de la carrera, porque debido a la falta de ingenieros es muy fácil conseguir trabajos técnicos en la industria. Hay 26.000 estudiantes que hicieron más del 80% de la carrera y no se reciben. Algunos ya son gerentes, ganan bien y tienen responsabilidades que les impiden estudiar. No es tan malo para el país, porque ya están produciendo. Pero la falta de ingenieros está siendo un cuello de botella en el desarrollo. He hablado con gente de empresas constructoras que dicen que no pueden aceptar más trabajos porque no tienen la cantidad suficiente de ingenieros. -¿Qué puede pasar si esto sigue así? -Si sigue este índice de crecimiento, va a ser peor. Hay gente que ha traído ingenieros de afuera, y estudiantes de posgrado de otros países se quedan a trabajar acá. Vienen de Colombia, de Ecuador. La demanda es muy fuerte. Pero la idea no es robarles los ingenieros a otro país, sino desarrollar nuestros propios ingenieros. - ¿Qué papel le cabe a la industria en este punto? -La industria debe tener una visión más a largo plazo. En los altos niveles dirigenciales hay comprensión del problema, lo hemos hablado. Hay empresas que vienen a ofrecer becas y les digo que ya en esas especialidades ya están todos becados. Lo que necesitamos son más alumnos, hay becas que quedan sin cubrir. - En otros países hay una relación más directa y fluida entre el mundo de la universidad y el del trabajo. Y a veces se establecen cupos por carrera. -Bueno, eso no está en la tradición argentina. Además, se genera un conflicto entre el derecho individual a estudiar lo que uno quiere y el proyecto de la universidad nacional; es un problema filosófico muy profundo. Acá los chicos suelen inclinarse a las humanidades porque las consideran más fáciles. Ingeniería, por ejemplo, es una carrera larga y dura, en los países asiáticos eso no es un problema. En Corea del Sur, China o la India hay una predisposición a otro tipo de carreras porque la población siente que está formando parte de un proceso de desarrollo. CARLOS ROSITO Decano de Ingeniería de la UBA Profesión: ingeniero Edad: 68 años Origen: Argentina Graduado en la UBA en 1968 con diploma de honor. Máster de Ciencia en Cuántica Electrónica y doctor en Física (Universidad de Essex, Gran Bretaña). Decano de la facultad de la UBA por dos períodos (2006-2010 y 2010-2014).

domingo, 9 de octubre de 2011

Discapacidad psicosocial: cuando el entorno discapacita

La discapacidad psicosocial es la que enfrentan las personas con enfermedades mentales debido a la discriminación y a las barreras de actitud que les impiden participar de la vida activa de sus comunidades. Se estima que solamente en los Estados Unidos el costo social de las enfermedades mentales no tratadas o mal abordadas que han derivado en una discapacidad psicosocial supera los cien mil millones de dólares anuales. Al acuñar este término, los especialistas acuerdan en que la discapacidad es por sobre todo una cuestión de contexto que le compete a todas las personas y que si esta responsabilidad no es asumida a tiempo, el impacto de las consecuencias repercutiría en el conjunto de la sociedad. En estudios recientes se pudo determinar que el 25% de la población mundial sufre un problema de salud mental en alguna etapa de su vida. Esto puede ir desde la ansiedad transitoria post-traumática a condiciones como la depresión severa o la esquizofrenia. Las discapacidades derivadas de problemas de salud mental son llamadas discapacidades psicosociales, reflejando los desafíos que enfrentan estas personas, ya que suelen ser rechazadas por sus comunidades y se convierten en objeto de discriminación y abuso.Según la Organización Mundial de la Salud, una de 4 personas tendrá un trastorno mental o neurológico, por lo menos una vez en su vida, siendo aproximadamente 450 millones las personas en el mundo que ya padecen un trastorno mental o neurológico en la actualidad.A partir de las nuevas consideraciones en materia de salud mental, se sabe que una gran mayoría de estas personas portadoras de dolencias mentales están expuestas a preconceptos y a las barreras de actitud que les impiden participar de la vida activa de sus comunidades, retrasando o anulando sus procesos de reinserción social. La discapacidad psicosocial puede tanto afectar a una persona con enfermedad mental cuya dolencia es generada por factores bioquímicos y genéticos como a personas que viven una crisis de angustia y debido a la mala atención primaria son estigmatizadas y derivadas a una institución psiquiátrica, muchas veces contra su voluntad. Por ende esta condición puede ser temporal o permanente y sus síntomas no están relacionados con la discapacidad intelectual. Mayoritariamente las personas con discapacidad psicosocial presentan una alteración bioquímica que afecta su forma de pensar, sus sentimientos, su humor, su habilidad de relacionarse con otros y su comportamiento, como sucede en el caso de la depresión severa, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo/compulsivo, el trastorno esquizo/afectivo y las drogadependencias, entre otras dolencias. Uno de los aspectos más preocupantes que acarrea la discapacidad es el alto grado de discriminación que se ejerce sobre las personas que la padecen, ya que esta barrera impuesta por la sociedad, no sólo repercute en la persona afectada sino que daña a su familia y a su círculo personal, disminuyendo la capacidad productiva, dañando la calidad de vida, aumentando la pobreza y la exposición a la violencia. Distintos estudios llevados a cabo, como la presentación sobre discapacidad psicosocial realizada por el Conadis (Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad) de México, aseguran que estas barreras suelen levantarse sobre todo contra las personas más pobres y marginadas, estando con frecuencia expuestas a violaciones de sus derechos humanos.En nuestro país, el INADI (Instituto Contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia) realizó a comienzos de año una importante jornada donde se debatió acerca de este tema y se reflexionó sobre la urgencia de cuestionar y modificar el modelo de atención en salud mental, para que ya no existan los llamados “pacientes sociales”, quienes han recibido su alta médica pero a los que la sociedad rechaza y les niega sus derechos.Características y grupos de riesgoA partir de los sucesivos cambios de paradigma que se han ido generando a lo largo de los últimos años sobre el concepto de discapacidad, sabemos claramente que la discapacidad ha dejado de ser una característica propia del sujeto, para pasar a ser un diálogo dinámico entre sus potencialidades en relación con las exigencias y las posibilidades que el medio le ofrece. Allí es donde la sociedad y sus diferentes instituciones deberán promover las alternativas necesarias y generar los espacios adecuados para la capacitación, el autovalimiento y la inclusión de las personas con discapacidad.Lamentablemente este ideal no siempre se alcanza y son las personas con discapacidades mentales y psicosociales quienes especialmente se encuentran entre los grupos más marginados de los países en desarrollo. A pesar de que los actores del desarrollo se han comprometido a centrar su trabajo en los sectores más vulnerables de una comunidad, muchos programas siguen haciendo caso omiso y excluyéndolos de sus iniciativas.Estas condiciones estigmatizantes son responsables de gran parte de la mortalidad y la discapacidad a la que se ven expuestos los grupos vulnerables, representan el 8,8% y el 16,6% de la carga total de enfermedad en países de bajos y medianos ingresos, respectivamente. El año pasado, el Sr. Sha Zukang, Subsecretario General de ONU, manifestó que urge “romper las barreras que siguen excluyendo a las personas con discapacidades mentales o psicosociales, con el fin de que tengan acceso a mejores oportunidades y no sólo para beneficiarse de los frutos del desarrollo, sino que también deben participar en el diseño de políticas y programas relacionados con el desarrollo”.Según lo establecido por los especialistas, existe una variedad de dolencias mentales que son más susceptibles de devenir en una discapacidad psicosocial temporal o permanente. Entre las más proclives podemos encontrar: depresión mayor, trastorno bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de ansiedad, trastorno de pánico, estrés post-traumático, trastorno límite de la personalidad, esquizofrenia, trastorno esquizo/afectivo, trastorno dual (cuando las dolencias antes mencionadas se entrelazan con una adicción) y la epilepsia. Los efectos de la discapacidad psicosocial pueden ser graves y el impacto en la calidad de vida con frecuencia es subestimado tanto por las personas afectadas como por sus cuidadores. Entre los principales signos de alarma pueden manifestarse:- Retraimiento.- Sentimientos de abandono.- Refugio en la fantasía.- Expectación, miedo y angustia.- Dormir demasiado o insomnio.- Desarrollo de compulsiones, como la comida.- Hiperactividad. - Apatía.- Asilamiento.- Pérdida de amistades. - Falta de motivación.- Caída del rendimiento escolar o laboral.- Pensamientos de muerte.- Cambios radicales en la personalidad.- Malestares estomacales, de cabeza o inespecíficos frecuentes sin razón médica.Además de estas características, la psicosis puede ser otro fantasma que atormente a la persona afectada, sobre todo cuando comienza a alejarse de la realidad y su personalidad se ve afectada drásticamente.Es común en estos casos que los pensamientos se tornen irreales y surjan alucinaciones que limiten seriamente su capacidad de razonar, pensar, formular ideas, de recordar o concentrarse.Profundizando en el estrecho vínculo que puede formarse entre las dolencias de base y la discapacidad psicosocial, el investigador norteamericano de la Universidad de California (Escuela de Medicina) Lewis L. Judd encabezó un estudio a largo plazo para proporcionar información detallada sobre la discapacidad psicosocial en relación a la condición de los síntomas del trastorno bipolar. Lewis y su equipo analizaron los datos de 158 pacientes con trastorno bipolar I y 133 pacientes con trastorno bipolar II, que fueron seguidos durante un promedio de 15 años en el National Institute of Mental Health Collaborative Depression Study. A partir del estudio minucioso de los casos, los autores encontraron que la severidad de los síntomas y la discapacidad psicosocial fluctúan en interrelación durante el curso de la enfermedad. “El deterioro psicosocial aumenta significativamente con cada incremento en la severidad de los síntomas depresivos en el trastorno bipolar I y trastorno bipolar II y también pudimos establecer un vínculo con la mayoría de los incrementos en la severidad de los síntomas maníacos de trastorno bipolar I”, afirmaron.A partir de estudios como éste, la invitación a repensar estas dolencias de base desde nuevos paradigmas se vuelve una urgencia. Es por ello que los más representativos espacios de discusión en materia de salud mental y profesionales del área han comenzado a levantar la voz señalando la necesidad de crear nuevos modelos de atención e inclusión que puedan reparar los daños causados por el modelo imperante.Acciones impostergablesDurante 2010, la OMS instó drásticamente a los programas de desarrollo a incluir a personas con discapacidades mentales y psicosociales y abordar definitivamente el estigma y el miedo que aísla a las personas con discapacidad psicosocial y obstruye la realización de sus derechos fundamentales.Por su parte, el Banco Mundial ya viene señalando desde hace años que en la población con problemas de salud mental las enfermedades se encuentran en estrecha asociación con los conflictos sociales, los desastres naturales, la rápida transición económica, la interrupción de las redes de seguridad social y la cohesión social y la incapacidad de los individuos para adaptarse y hacer frente a las nuevas circunstancias. En tal sentido, la salud mental ya no se ve sólo como un problema médico, sino como una cuestión de desarrollo. “Aunque está claro que las enfermedades mentales tendrán que ser atendidas principalmente a través del sistema de atención de la salud, con programas de prevención y tratamiento de los trastornos psicosociales, estos además requieren de intervenciones que están a nivel de la sociedad y fuera de la práctica clínica”, afirmó la entidad en un comunicado de 2007.Esta necesidad de replantear el concepto de salud mental como una situación en continua interacción con la sociedad ha llegado a todas las instituciones que la componen, y la escuela también comienza a considerar su responsabilidad al respecto. En su reciente libro, “Un loco en la escuela, Retórica de la discapacidad mental y la vida académica”, la autora norteamericana Margaret Price asegura que la estructura académica de los colegios y universidades a menudo exacerba los problemas de los estudiantes con problemas de salud mental.¿Cuáles serían entonces los mecanismos sociales que colaboran con el agravamiento de las dolencias mentales y entorpecen la realización social de las personas afectadas? Los especialistas aseguran que en la falta de reconocimiento de la auto-representación de las personas con discapacidad psicológica, en la falta de reconocimiento legal de sus derechos humanos y universales y en los efectos negativos de una tutela sin control que sustituye las propias decisiones del paciente, podemos encontrar los pilares principales que promueven la aparición de la discapacidad psicosocial.Por esas mismas razones la mayoría de las personas con enfermedad mental experimentan una gran mejoría si participan activamente en el plan de tratamiento integral que contemple su ser biológico, psicológico y social, y reciben apoyo para la construcción de su empoderamiento personal.Para el INADI, la “construcción de un nuevo paradigma en la atención de personas con discapacidad mental que busque salir del modelo de tutelaje y llegar a un sistema que considere a los pacientes como sujetos con plenos derechos, es incipiente y constituye una puja de poderes, culturales, reales y simbólicos”. Una vez más los prejuicios sociales y el estigma que se proyecta sobre las personas con enfermedades mentales aún dentro de las instituciones médicas y educativas son los mayores obstáculos para el tratamiento y la verdadera recuperación del paciente con dolencia mental.Algunas acciones propuestas por la OMS y otros organismos de derechos humanos para la superación de las barreras que fomentan la aparición de la discapacidad psicosocial son:- La sensibilización y concientización acerca de este fenómeno.- La lucha activa y la creación de observatorios contra las violaciones de los derechos humanos de los pacientes con dolencias psicológicas.- La facilitación de la plena participación social de estos pacientes.- La colaboración entre los servicios existentes para proveer intervenciones médicas, psicológicas y sociales.- El reconocimiento, la identificación, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación psicosocial en la comunidad para personas con epilepsia, depresión, psicosis y los trastornos antes mencionados. - La integración de las personas con discapacidad psicosocial en las actividades de sustento de vida.En cuanto al rol de las familias, es sumamente importante prestar colaboración para el empoderamiento de las personas con discapacidad psicosocial, apoyando sus iniciativas personales y brindando elementos de independencia.La participación en grupos de autoayuda, puede ser también un buen medio para aliviar los sentimientos de soledad y tristeza, apoyarse mutuamente y encontrar soluciones a los problemas y las angustias.Más allá de las terapias y el abordaje médico, el fortalecimiento de los vínculos interpersonales y el sentirse pleno en cuanto a la canalización de las potencialidades personales puede ser de gran ayuda para superar las distintas enfermedades y condiciones psicológicas. Así como socialmente alzamos las barreras que producen las diferentes etiquetas de marginación, olvido y discapacidad, fortaleciendo los tan dañados tejidos sociales y asumiendo la importancia de cada una de nuestras acciones desde los diferentes roles que ocupamos en nuestras comunidades, permitiendo, acompañando y promoviendo la realización plena de los sectores más vulnerados, también podemos acuñar los nuevos paradigmas y traer hacia nuestro presente los ideales que postergamos en el mañana.

sábado, 8 de octubre de 2011

Jóvenes en peligro - Adolescencia y discapacidad mental, ¿por qué aumenta la incidencia?

Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que el 45% de las personas afectadas por un trastorno mental, como la depresión, el trastorno bipolar o el abuso de alcohol, tienen apenas entre 10 y 24 años, siendo la principal causa de discapacidad entre los jóvenes de todo el mundo. La falta de proyectos de vida, la hostilidad del sistema social, el consumo de tabaco y otras drogas, la falta de actividad física, el aumento de la presión arterial, la mala alimentación y la obesidad podrían ser causantes de fenómeno que crece y preocupa. Un dramático informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado recientemente por la red mundial de información médica “The Lancet”, alerta sobre el daño causado por las enfermedades mentales en los adolescentes, convirtiéndose en la primera causa de discapacidad juvenil. El organismo de Naciones Unidas llegó a esta conclusión luego de chequear los datos del “Estudio Global de Enfermedades” realizado en 2004, con el objetivo de dimensionar los causantes de discapacidad y pérdida de años de vida en todo el mundo. Cotejando dicha investigación, los profesionales a cargo descubrieron que en la adolescencia existen más enfermedades que causan discapacidad a largo plazo que aquellas que provocarían la muerte. Profundizando en el estudio, la OMS detectó que en esta franja etárea la principal causa de discapacidad son las enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Con una incidencia del 45 % de la población juvenil, las dolencias psiquiátricas superarían a los accidentes de tránsito y a las enfermedades infecciosas en tanto a la generación de secuelas discapacitantes. Para la OMS estas alarmantes estadísticas podrían tener su base en el hecho de que los adolescentes han quedado relegados en los programas de salud debido a que los sistemas de salud son "un grupo de edad que siempre se ha considerado sano". Ya en el año 2008, la Encuesta Nacional de Salud de España advirtió que el 22,1% de los ciudadanos de entre 4 y 15 años presentaban riesgos de mala salud mental y esto llevó al Ministerio de Sanidad a calificar estos datos como “una señal de alarma fina”. El informe de la OMS hace mención además a diversos factores de riesgo que por lo general comienzan en la adolescencia: “el consumo de tabaco, la falta de actividad física, el aumento de la presión arterial, el sobrepeso y la obesidad”. A estas problemáticas se suman toda una serie de factores socio-ambientales propios de la época como la virtualidad de los vínculos, la desestructuración familiar, las presiones escolares y sociales, los modelos ficticios a alcanzar, la falta de estímulo y proyectos de vida o la imposibilidad de realizar sus sueños e independizarse al terminar los estudios. Todo este juego de tensiones y frustraciones que encuentran en el adolescente, atravesado por diversos cambios hormonales y de personalidad, un marco ideal para dispararse, terminarían creando círculos viciosos que ponen a los jóvenes en contacto con situaciones de riesgo para su integridad física y psicológica. Para los profesionales de la salud mental, es de suma importancia el poder detectar a tiempo los primeros síntomas de estas condiciones y actuar preventivamente con los adolescentes que se encuentren en riesgo ya sea por factores familiares, genéticos o contextuales. A continuación veremos los cuadros generales de los principales trastornos que vulneran la experiencia de la adolescencia, sus causas y sus posibles abordajes. Depresión juvenil La depresión adolescente no sería tan fácil de diagnosticar porque el comportamiento normal de los adolescentes está marcado por altibajos anímicos. Estos estados de ánimo pueden alternar en períodos de horas o días. Pero si el estado de ánimo deprimido persiste, el rendimiento escolar se vuelve inestable, las relaciones familiares y sociales se vuelven caóticas o el joven queda atrapado en el abuso de sustancias y otros comportamientos negativos, el conjunto puede indicar un episodio depresivo grave. Debido a que la depresión es un trastorno emocional complejo, se desconoce la causa exacta, aunque la experiencia psiquiátrica ha demostrado que ciertos factores biológicos y emocionales aumentan las probabilidades de que una persona desarrolle la enfermedad. La depresión parece ser hereditaria en algunas familias, ya que se ha demostrado que los factores genéticos probablemente juegan un papel protagónico. Aunque también ciertos rasgos de personalidad y determinadas tensiones ambientales parecen estar vinculados con el desarrollo de la enfermedad. Lo más probable es que una combinación de varios factores sea lo que finalmente conduzca al desarrollo de un trastorno depresivo o a un episodio. “La depresión se está presentando cada vez a más temprana edad y con mayor frecuencia acompañada generalmente de otros trastornos, lo que toma por sorpresa a los padres y a la sociedad. Faltan psiquiatras especializados; se abusa de los medicamentos; se abandona con frecuencia la terapia”, sostiene María Teresa Villafrade, periodista chilena, quien en un informe especial para el periódico La Tercera, advirtió que la depresión es considerada la principal causa de suicidio en Chile, y la segunda causa de muerte en adolescentes después de los accidentes de tránsito. La Dra. Gail Gross, reconocida experta norteamericana, autora y profesora especializada en la educación de menores con problemas de comportamiento y desarrollo, comenta en un artículo que uno de cada cinco adolescentes en Estados Unidos tiene depresión clínica, y menos del 30% reciben la terapia adecuada. Para Gross, la depresión adolescente es a veces difícil de distinguir de otros problemas psicológicos co-mo la ansiedad o déficit de atención. Por lo tanto, es importante conocer las señales. Con la detección temprana, la depresión es uno de los trastornos más fácil de remediar. En México el panorama no parece diferir. Según los resultados de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica realizada en 2009, se supo que 2 millones de personas tuvieron un episodio depresivo grave antes de los 18 años. Si bien se podría pensar que en países latinoamericanos, donde las problemáticas sociales pueden crear condiciones adversas para la calidad de vida de las personas, otros estudios realizados en países desarrollados también presentaron cifras preocupantes. En el año 2007, tres estudios sucesivos realizados con aproximadamente 15.000 jóvenes, reveló que de los adolescentes de entre 12 y 18 años, el 9% de los varones y el 22% de las chicas, mostraron signos de depresión y ansiedad -tres veces más que en 1993-. “Para los adolescentes de más edad, los niveles son incluso mayores: 14% entre los chicos y 35% entre las chicas de 17 a 18 años. Los estudios demostraron además que los hijos de padres profesionales que están en una situación relativamente acomodada suelen correr más riesgos de depresión que los demás, reconociendo que los estudiantes franceses están entre los más estresados de Europa. El estrés en la escuela o en los hogares está vinculado a su vez con el incremento en el consumo excesivo de alcohol de los adolescentes en Francia. Según el informe “El suicidio de niños y adolescentes en Europa: un grave problema de salud pública (2008)”, el 15% de los adolescentes que han tenido una tentativa de suicidio son reincidentes y el 75% no son hospitalizados. Estos porcentajes llevaron a diagramar programas para poder hacer frente a una situación subestimada. En este sentido, los profesionales señalan la importancia de la prevención, especialmente en el ámbito familiar, teniendo en cuenta la aparición de las siguientes conductas de alarma: - Conducta agitada. - Apatía. - Cambio en la personalidad. - Cambios en el apetito acompañado de las fluctuaciones del peso. - Trastornos de la alimentación. - Cambios en los patrones de sueño. - Conducta destructiva (daño a sí mismo o a otros, autolesiones). - Fatiga. - Abuso de alcohol o drogas. - Irritabilidad. - Falta de energía y concentración. - Baja autoestima y sentimientos de inutilidad. - Tristeza. - Culpabilidad o ansiedad extremas. - Sensibilidad a la crítica. - Hablar de la muerte y el suicidio. - Retirada del contacto social. - Bajo rendimiento escolar. Según estos signos, y ante la sospecha de un posible cuadro depresivo, se aconseja en primer lugar acudir inmediatamente a una consulta terapéutica y reforzar el diálogo familiar. Hablar y escuchar al adolescente, alentarlo para involucrarlo en actividades positivas y cuidar bien de sí mismo, ser justo cuando se trata de disciplinarlo y dar un buen ejemplo respecto al cuidado personal y a cómo obtener ayuda ante las dificultades puede colaborar mucho con el proceso de salida y en la prevención. Para reforzar el cuidado preventivo también se recomienda observar los siguientes ítems: - Fomentar hábitos alimenticios saludables. Con demasiada frecuencia, un adolescente que se le da demasiada libertad en la selección de alimentos, opta por comer comida chatarra. Esto puede dar lugar a deficiencias nutricionales que pueden, a su vez, convertirse en un factor de riesgo para la depresión. - Incentivar la participación en deportes, clubes y otras actividades extracurriculares con el fin de construir un fuerte grupo de apoyo de amigos. - Ponderar y promover las facultades del joven, motivando su autoestima. - Escucharlo con atención, haciéndole saber que usted está allí para acompañarlo y apuntalarlo si algo está mal. - Promover el descanso y el acostarse temprano. Un estudio publicado en la revista Sleep en enero de 2010 encontró que los adolescentes que se acuestan temprano fueron significativamente menos propensos a experimentar la depresión. - Fijar tiempos prudentes para la exposición en horas a Internet. La Academia de Pediatría de Estados Unidos advirtió recientemente que navegar durante mucho tiempo por redes sociales como Facebook puede ocasionar depresión a los adolescentes. “En opinión de la doctora Gwenn O’Keeffe, Facebook representa un ambiente de socialización particularmente difícil de transitar para adolescentes con problemas de autoestima”. Al respecto del vínculo depresión/Internet, el científico Vijay Mittal, del departamento de Psicología de la Universidad Emory (Atlanta, EEUU), comprobó que los adolescentes con trastornos esquizotípicos de la personalidad (TEP), como los que padecen otros problemas mentales, dedican poco tiempo a las relaciones sociales pero, a cambio, pasan más tiempo en chats, redes sociales o en juegos on-line en comparación con el resto de los adolescentes. De ahí la importancia del cuidado y las pautas de utilización de la Red. Trastorno bipolar La depresión y el trastorno bipolar representan la primera causa de suicidio en adolescentes en todo el mundo. Esta dolencia se caracteriza por la presencia de desviaciones extremas del ánimo y se denomina de esta manera porque oscila desde el polo de la manía al polo de la depresión. El trastorno bipolar sería causado por un desequilibrio bioquímico del cerebro; sin embargo se estima que si uno o ambos padres tienen un desorden bipolar, hay mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el desorden. Del mismo modo si en la historia familiar existiera el abuso de drogas o del alcohol también puede establecerse una relación. A su vez, el Dr. Timothy Wilens, director de servicios de abuso de sustancias en Psicofarmacología pediátrica del Hospital general de Massachussets (MGH) declaró que “ser” bipolar y además adolescente, es un factor de riesgo para el abuso de sustancias. Con el aumento del número de adolescentes diagnosticados, para los especialistas es urgente que se puedan conocer los síntomas y alertas específicos del trastorno para poder trabajar temprana o preventivamente. El diagnóstico del Trastorno Bipolar en los niños y adolescentes es complejo y conlleva la observación cuidadosa durante un largo período de tiempo. Una evaluación minuciosa por un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a identificar la dolencia y comenzar el tratamiento. El problema para alcanzar un diagnóstico a tiempo en adolescentes es que muchos padres al observar un comportamiento anormal en sus hijos, lo atribuyen a una “fase de la adolescencia” que va a pasar. Y aunque esto puede ser el caso para la mayoría de los adolescentes, para quienes sufren de enfermedades mentales ser diagnosticados y tratados tan pronto como sea posible es esencial. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, aunque algunos niños tienen síntomas suaves entre los 10 a 12 años, los signos del trastorno bipolar, la depresión severa y la esquizofrenia suele llamar la atención alrededor de 17 a 22 años. Los expertos en salud mental creen que esta coincidencia temporal se desencadena por cambios en el cerebro. Sin embargo, los síntomas también pueden ser exacerbados por el estrés. Algunos de los signos a tener en cuenta: - Aislamiento y retraimiento social. - Reacción exagerada ante determinadas situaciones. - Indiferencia y falta de motivación. - Pronunciada ansiedad o temor. - Deterioro de las calificaciones o del desempeño laboral. Este cambio será notable, ya que la mayoría de los niños que tienen trastornos mentales son estudiantes muy buenos. - Dormir muy poco o demasiado. - Uso excesivo de alcohol o drogas. - Cambios de humor severos: usualmente se siente demasiado contento o tonto, o demasiado irritable, enfadado, agitado o agresivo. - Aumento de energía desmedido, poder seguir durante días sin dormir y sin sentirse cansado. - Hablar excesivamente: el adolescente no deja de hablar, habla muy rápido, cambia de tema constantemente y no permite que lo interrumpan. - Comportamiento arriesgado repetitivo. - Disminución en la capacidad para disfrutar de sus actividades preferidas. Los adolescentes con Trastorno Bipolar pueden ser tratados efectivamente. El tratamiento para el Desorden Bipolar incluye por lo general la educación e información del paciente y a su familia acerca de la enfermedad, el uso de medicamentos estabilizadores del humor y la psicoterapia. Los medicamentos estabilizadores del humor a menudo reducen el número y la severidad de los episodios maníacos y ayudan también a prevenir la depresión. La psicoterapia ayuda al adolescente a comprenderse a sí mismo, a adaptarse al estrés, a rehacer su autoestima y a mejorar sus relaciones. Esquizofrenia De acuerdo con la Alianza Nacional para la Investigación sobre la Esquizofrenia y Depresión (NARSAD) de los Estados Unidos, la esquizofrenia es un trastorno cerebral grave que hace que sea difícil para una persona percibir la diferencia entre experiencias reales e irreales, pensar de manera lógica, tener respuestas emocionales y comportarse normalmente en situaciones sociales, y también puede tener dificultad para recordar, hablar y comportarse adecuadamente. Debido a que los adolescentes sufren de una variedad de cambios hormonales, los padres a menudo reciben un diagnóstico equivocado, donde se confunde a la dolencia con un trastorno de conducta o de oposición desafiante. “La edad típica de inicio de la esquizofrenia es la adolescencia o la adultez temprana”, afirma Russell Scheffer, psicólogo clínico de la Universidad Southwestern Medical Center en Dallas, Texas. “El inicio de la psicosis es típicamente en la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta. Antes de la aparición de la psicosis clara, a menudo hay un período de declive en el funcionamiento en situaciones sociales y la escuela”. Cuando esta condición no es diagnosticada correctamente o tratada a tiempo, puede empeorar progresivamente. Por esta razón, es importante que los padres busquen la atención de un profesional de salud mental a principios de los años de adolescencia, si es que pueden ver signos comprometedores. Un equipo de la Universidad de California, Los Ángeles, comunicó que existen cinco factores clave que pueden ayudar a predecir si un adolescente desarrollará esquizofrenia. Para los autores de esta investigación publicada en “Archives of General Psychiatry”, “determinar el riesgo de desarrollar la enfermedad mental en chicos jóvenes es tan posible como calcular su riesgo de diabetes o enfermedad cardíaca, y en consecuencia, abre la posibilidad de tomar medidas preventivas y de tratarla precozmente”. El estudio llevó a cabo el seguimiento de 291 adolescentes con alto riesgo de desarrollar esquizofrenia durante dos años y medio y sufrían síntomas no específicos, como paranoia, comunicación desorganizada y pensamientos inusuales que son signo del inicio de la enfermedad. Los autores citaron cinco características que incrementaron marcadamente la probabilidad de desarrollar la enfermedad: riesgo genético de esquizofrenia combinado con un reciente declive funcional; altos niveles de pensamientos inusuales; más paranoia/sospecha; más empeoramiento social; e historia actual o pasada de abuso de sustancias. “Entre los adolescentes que presentaban dos o tres de estas características, el 68-80% desarrollaron la enfermedad”. Algunos especialistas sostienen que el signo más importante de la esquizofrenia en los adolescentes es el olvido y la pérdida de memoria. En los casos más severos pueden no reconocer los lugares donde se encuentran o incluso olvidar los nombres de las personas y su relación con ellos, u olvidarse de tomar elementos importantes a la hora de salir de casa como teléfonos móviles o dinero. Otro signo severo es la aparición de alucinaciones y oír voces irreales. Otros aspectos a tener en cuenta por los padres son las dificultades para diferenciar la realidad de los sueños o la creencia de que las historias de televisión son similares a las situaciones de su vida. El miedo y la ansiedad parecen rodean al adolescente con esquizofrenia todo el tiempo, ya sea solos o acompañados. Como regla general, cuando los adolescentes son diagnosticados tempranamente, los medicamentos y la terapia son una forma exitosa de tratamiento que pueden mejorar notablemente la calidad de vida. La OMS ha resaltado que la adolescencia y la juventud son períodos cruciales para la calidad de vida porque en esta etapa se establecen serios factores de riesgo para algunas enfermedades mentales y otros problemas de salud que pueden afectar seriamente el futuro de las personas. La información adecuada, las campañas de apoyo y la acción clara de los gobiernos para crear planes de atención específicos para adolescentes son fundamentales para enfocar los esfuerzos en la prevención de los factores de riesgo que causan discapacidad mental en los jóvenes. Teniendo en cuenta la gran influencia de los factores ambientales y la calidad de vida que se les brinda a los adolescentes, inmersos en una falta de atención generalizada pero con tremendas cargas y presiones, es necesario también replantear las prioridades y trabajar precisamente en la mejora de las condiciones que rodean la experiencia que implica ser adolescente hoy. Fuentes: - BBC Mundo/ Salud. - María Teresa Villafrade / Depresión en adolescentes. Una cruz que no llega sola (artículo publicado en la revista “Mujer” del diario “La Tercera”, Chile). - teenagerstoday.com - aacap.org American Academy of Child Adolescent Psychiatry.

viernes, 7 de octubre de 2011

Bullying y acoso escolar en niños con discapacidad

Actualmente las escuelas integradoras se encuentran de cara a un nuevo desafío que puede obstaculizar e incluso frenar la inclusión de los estudiantes con discapacidad: el bullying o acoso escolar. Con este nombre se conoce al proceso a través del cual un estudiante se ve expuesto de manera sostenida a acciones negativas, como la intimidación o el maltrato físico y psicológico, por uno o más de sus compañeros. Muchas escuelas minimizan o ignoran los casos de bullying, en especial con niños con discapacidad, pero se sabe que en esta franja estudiantil el acoso puede acarrear severas consecuencias como la deserción escolar, el déficit en las habilidades sociales y en la atención, ansiedad, depresión, trauma psicológico y físico o el suicidio.
Falta de comunicación en las familias, falta de empatía, relaciones interpersonales pobres y basadas en prejuicios, violencia social, rechazo y/o temor a la diferencia, la ausencia de una autoridad amorosa en la infancia, son todos signos claros de nuestro tiempo, y es precisamente en este “caldo” de problemáticas donde se fue cocinando a fuego lento un fenómeno que actualmente es objeto de estudio por su creciente incidencia en las escuelas primarias y secundarias: el bullying o acoso escolar. El término bullying fue acuñado por el psicólogo y especialista escandinavo Dan Olweus, y significa “intimidación”. A principio de los años 70, Olweus comenzó a estudiar profundamente las crecientes situaciones de acoso y violencia escolar en los países nórdicos, que si bien es un fenómeno muy antiguo, comenzó a generar en el psicólogo una gran preocupación al ver la desproporción entre el sadismo de determinados acosos y la falta de atención o el desinterés de los maestros y las familias al respecto. Otro de los especialistas que se interesó por esta problemática fue el noruego Dan Olsen, quien definió el bullying como “una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que escoge como víctima de repetidos ataques. Esta acción negativa e intencionada sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos, como descenso de la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de su aprendizaje”. Recién a finales de los 80, el acoso escolar comenzó a generar preocupación también en países como Japón, Gran Bretaña, Holanda, Canadá, Estados Unidos y España. En relación a esta demora en la toma de conciencia sobre la gravedad de esta situación, algunos profesionales sugieren que de alguna manera con el bullying ocurrió algo similar a lo experimentado con la violencia doméstica, siendo que hasta hace relativamente poco tiempo se la consideraba como algo “inevitable” y como un problema de carácter estrictamente privado que debía ser resuelto en el seno de las relaciones entre iguales, sin intervención de la justicia o las autoridades competentes. Actualmente y por su alta incidencia, el bullying es un tema candente que se ha profundizado y que a nivel mundial es motivo de debates, congresos y campañas de prevención debido a los altísimos niveles de violencia en juego y a la gran cantidad de niños y jóvenes que se han quitado la vida por no poder hacer frente a las situaciones de hostigamiento reiterado. Entre las víctimas del acoso escolar los niños con discapacidad que asisten a las escuelas integradoras representan un gran porcentaje de los estudiantes hostigados. Esta situación, si bien preocupa, no está siendo considerada por las autoridades escolares con el debido compromiso. Como consecuencia de estas conductas, diversos estudios han señalado un preocupante índice de deserción escolar en el colectivo y el agravamiento en el déficit de habilidades sociales y de atención, producto de la ansiedad, la frustración y el impacto emocional que generan los acosos. Cifras que estremecen Según el propio Olweus, el bullying puede definirse como una acción negativa llevada a cabo “cuando alguien inflinge, de manera intencionada, o intenta infligir mal o malestar a otra persona”. Para el experto escandinavo estas acciones negativas pueden llevarse a cabo mediante contacto físico, verbalmente o de otras maneras como hacer muecas o gestos insultantes e implican la exclusión intencionada del grupo. “Para emplear correctamente el término ‘bullying’ ha de haber un desequilibrio de poder o de fuerza (una relación asimétrica): El escolar que está expuesto a las acciones negativas tiene mucha dificultad para defenderse. Hablando de manera más general, el comportamiento acosador puede definirse como comportamiento negativo repetitivo e intencional (desagradable o hiriente) de una o más personas dirigido contra una persona que tiene dificultad en defenderse”. Este desequilibrio de poder que menciona Olweus puede ser tanto de naturaleza física o psíquica y suele estar dirigido hacia aquellos niños o adolescentes de apariencia física o perfil cognitivo diferente, cuadro siempre agravado por su condición social y racial. El hostigamiento físico y psicológico puede concretarse a partir de gestos más o menos directos, incluyendo también la circulación de rumores malintencionados y las leyendas y dibujos ofensivos. Actualmente y debido al incremento de las tecnologías al alcance de los niños, el tipo de acoso más frecuente es el "Ciber-bullying", que se da cuando la víctima es filmada durante la agresión física o la burla para luego subir esa filmación a Internet. Redes sociales como Facebook, Myspace y YouTube se han convertido en el mejor aliado de los acosadores escolares, quienes graban con su teléfono celular los abusos, que suceden comúnmente en los baños y patios escolares. Según un estudio llevado a cabo en España en2008*, los estudiantes que sufren conductas violentas oscilan entre un 20% y un 30%. En tanto en los Estados Unidos, donde la problemática se ha vinculado a hechos trágicos de suma trascendencia como las masacres de Columbine y Virginia Tech, el 15% de los adolescentes de 11 a 17 años participaría en el acoso escolar, como víctimas o victimarios, al menos una vez por semana. En México el 65% de los niños y niñas en edad escolar manifiestan haber sufrido el bullying, pero sólo uno de cada diez ha recibido la atención especializada y menos del 3% comentó lo sucedido ante sus padres o ante las autoridades de la escuela. Según investigaciones realizadas en dicho país por la Secretaría de Desarrollo Social, solamente entre marzo y junio de 2010 se presentaron 13.633 casos de violencia escolar en el Distrito Federal, mientras que el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública reportó una denuncia cada 48 horas. Las estadísticas norteamericanas han puesto especial énfasis en el bullying sobre los estudiantes con discapacidad. En julio de 2000, el Departamento de Educación de EE.UU. emitió una declaración oficial en nombre de la Oficina de Derechos Civiles (OCR) y la Oficina de Educación Especial y Rehabilitación (OSERS) en relación con el acoso de la discapacidad en la escuela. El número de denuncias y consultas recibidas por la OCR y la OSERS demostró un constante aumento de las denuncias y las situaciones de acoso probadas sobre niños con discapacidad. Según los especialistas, esta tendencia estaría estimulada por el propio sistema de educación que etiqueta y separa a los estudiantes sobre la base de la aptitud atlética o académica, ofreciendo un ambiente propicio para la intimidación, las burlas, y el desarrollo de las camarillas (Bowman, 2001; Hoover y Salk, 2003). En Inglaterra, la organización Mencap publicó un estudio donde reveló que 8 de cada 10 niños con dificultades de aprendizaje han sido intimidados, y seis de cada 10 heridos físicamente, dando a conocer que los niños con discapacidad tienen dos veces más posibilidades de ser víctimas de bullying. Por otra parte, se estimó que alrededor del 25% de los profesores no ven nada malo con la intimidación o humillaciones y, en consecuencia sólo alcanzan a intervenir en apenas el 4% de los incidentes de intimidación (Cohn & Cantor, 2003; Consejo de Asuntos Científicos de la Asociación Médica Americana, 2002). Con este marco tan desalentador, los niños con discapacidad que han logrado acceder a las aulas integradoras se encuentran atravesando una grave situación que puede poner en riesgo no sólo su escolaridad sino su propia integridad como personas. En un reciente artículo sobre bullying, la revista brasileña “Nova Escola”, especializada en Educación, señala que los niños con discapacidad no tienen desarrolladas habilidades físicas o emocionales para defenderse de los ataques. Advirtiendo además que una investigación de la Fundación Instituto de Pesquisas Econômicas (Fipe) realizada sobre 18 mil estudiantes, profesores, funcionarios y padres en 501 escuelas de todo Brasil, constató que el 96,5% de los entrevistados admitió tener preconceptos contra las personas con discapacidad, principalmente por falta de información. Se estima que, producto del acoso, el 33% de los niños afectados sufriría de depresión, cefaleas, dolores abdominales e insomnio por lo menos una vez por semana, mientras que el 22% habría tratado de suicidarse. Por otra parte los alumnos que no participan en el acoso escolar presentarían un 50% menos de problemas educacionales y de salud que los compañeros involucrados en este tipo de agresiones. Debido a que el hostigamiento escolar puede ser muy difícil de detectar y frenar y que aún se desconocen los efectos a largo plazo que puede causar en la mente de un niño, es necesario involucrarse con esta problemática y comprender sus mecanismos, para poder establecer esquemas de prevención y de atención inmediata. Síntomas y consecuencias del acoso escolar Como se mencionó anteriormente, las intimidaciones escolares pueden darse tanto en el plano físico y verbal, como en el psicológico y social. Una sola mirada puede bastar para que el acosador logre imponerse sobre el acosado, ya que cuando los episodios de intimidación se sostienen en el tiempo la víctima va anulando su personalidad y su capacidad de reacción. Olweus sostiene que “Las evidencias aportadas hasta ahora por la investigación sugieren que las características de la personalidad o los patrones de reacción típica, en combinación con la fuerza física o la debilidad en el caso de los chicos, son importantes para el desarrollo de estos problemas en estudiantes individuales. Al mismo tiempo, los factores ambientales como las actitudes, las rutinas, y el comportamiento de adultos pertinentes, en especial profesorado y directores (…)”. El acosador actuaría impulsado por una fuerte necesidad de dominar y someter a otros compañeros y salirse siempre con la suya. Según Olweus, se trataría niños y jóvenes impulsivos y de enfado fácil, que no muestran ninguna solidaridad con los compañeros victimizados y que a menudo son desafiantes y agresivos hacia los adultos, padres y profesorado incluidos. Si son adolescentes es probable que además se encuentren involucrados en actividades antisociales y delictivas como vandalismo, delincuencia y drogadicción. “Con respecto a las posibles fuentes psicológicas latentes en el comportamiento acosador, el patrón de investigación empírica sugiere tres motivos interrelacionados en parte. Primero, los acosadores tienen una gran necesidad de poder y de dominio (…) Segundo, considerando las condiciones familiares en las cuales muchos de ellos han crecido (Olweus, 1980, 1993), es normal suponer que han desarrollado un cierto grado de hostilidad hacia el entorno; estos sentimientos e impulsos pueden hacer que encuentren satisfacción en hacer daño y provocar sufrimiento a los otras individuos. Finalmente hay un “componente claro instrumental o de provecho” en su comportamiento. (…) Además, es obvio que su comportamiento agresivo se ve recompensado en muchas situaciones en forma de prestigio”, amplía el investigador escandinavo. ¿A través de qué acciones puede el acosador hostigar a la víctima? Estos son sólo algunos posibles hechos de abuso: - Empujando, golpeando y haciendo abuso de su fuerza - Dañando pertenencias del niño agredido - A través de burlas, insultos y apodos ofensivos - Amenazando verbalmente o a través de notas o por Internet - A través de aislar al niño de las complicidades de juego y cotidianeidad - Sumando a las burlas y apodos la condición social, racial o de género y sexualidad - Esparciendo rumores sexuales - Bajando los pantalones o las faldas en los recreos (también puede haber toqueteos sexuales) - Organizando campañas de desprestigio para buscar complicidades y amparo Como consecuencia de estos y otros actos vejatorios, las víctimas pueden sufrir graves consecuencias tanto en su rendimiento escolar, en su desarrollo social y psicológico. Muchas de estas consecuencias se ven reflejadas en: - Depresión, ansiedad, estrés pos-traumático. - Ausentismo escolar. - Desarrollo de enfermedades psicosomáticas. - Falta de concentración y riesgo de Trastorno de Atención. - Baja autoestima y altas probabilidades de desórdenes mentales en la edad adulta. - Problemas para el manejo de la ira, o comportamientos autodestructivos. - Abuso de sustancias. - Dolor de cabeza y dolor de estómago. - Problemas para conciliar el sueño, pesadillas y temores nocturnos. - Sentimiento de culpa. - Temor a manejarse solo en la escuela y en otros ambientes sociales. - En caso de niños con problemas de aprendizaje, las dificultades cognitivas se ven incrementadas. - Intento de suicidio. Estudios longitudinales proporcionaron un mayor apoyo a la opinión de que la victimización entre pares es un factor causal importante de deterioro en la salud de los escolares y en su bienestar personal, y que los efectos pueden ser duraderos. Una investigación realizada en Estados Unidos encontró que el 8% de los estudiantes de 8° grado perderá al menos un día de clases al mes por miedo a los acosadores. Las víctimas a menudo reciben calificaciones más bajas debido a estos problemas de asistencia, y también debido a su estrés y preocupación, ya que se obsesionan con la intimidación y la forma de tratar de evitarla. Esto deja poco o ningún tiempo para el estudio, generando un círculo vicioso, ya que la vergüenza y la ansiedad experimentadas refuerzan las situaciones de burla. Cabe señalar otro posible resultado de ser intimidado que está causando honda preocupación en distintos países: cuando las víctimas también pueden llegar a ser violentas, ya sea en el momento de la intimidación o en su futuro. Este comportamiento violento puede ser dirigido hacia sí mismos, hacia su escuela en general, e incluso puede ser dirigido como una represalia hacia los propios agresores. A veces el comportamiento violento puede conducir a una mayor intimidación. En Inglaterra, el acoso contra estudiantes con discapacidad es tan severo, que los estudios reportaron que 8 de cada 10 niños con discapacidades de aprendizaje son intimidados y que el 60% han sido lastimados físicamente. Esta situación llevó al gobierno a lanzar una guía escolar con directrices para prevenir y frenar el bullying y a designar un miembro del personal para cuidar a cada alumno con discapacidad o necesidades educativas especiales. En algunos casos, la intimidación puede ser tan grave y puede prolongarse durante tanto tiempo que la víctima tiene pensamientos de suicidio o realmente puede suicidarse. El término "bullycide" (bullicidio) se utiliza para describir el suicidio de la víctima que se produce debido a la conducta extrema de acoso. Según un estremecedor estudio de la organización mexicana Fundación en Movimiento publicada en mayo último, durante 2010 se habría relevado el suicidio de 190 menores de entre 11 y 15 años a causa del acoso escolar. Francisco Castillo Alemán, de la Dirección General de Prevención del Delito de la Procuraduría General de la República, informó que el 16.5% (uno de cada seis) de los jóvenes víctimas de ese fenómeno, termina suicidándose en México. Prevención y diálogo Sin dudas que se trata de un tema serio que en nuestro país, a diferencia de Chile (que este año lanzó una campaña nacional) y Brasil, aún no se ha tenido en cuenta de manera responsable y de acuerdo a su gravedad. La revista brasileña “Nova Escola”, en su informe especial, señala la falta de orientación en los profesores como uno de los puntos débiles a la hora de enfrentar este problema. En dicho artículo, el pedagogo Giovani Machado, especialista en educación inclusiva, advierte que los profesores no están preparados para lidiar con bullying en el aula inclusiva. “La Facultad no prepara a los futuros profesores para que trabajen con estos asuntos actuales. La sala de aula no es más homogénea, como dicen. Tenemos que aprender sobre ello en el día a día mismo”. Muchos países ya han comenzado a crear cursos de capacitación docente y diseñado material didáctico para trabajar en las aulas y junto a las familias, respaldados por campañas nacionales para la prevención del bullying. Los especialistas acuerdan en no esperar a vivir un episodio de bullying para que los padres y maestros se involucren con la problemática, poniendo especial énfasis en la prevención. Para ello es importante abrir instancias de diálogo y debate sobre lo que significa intimidar, la violencia y los abusos, y también sus consecuencias. También es fundamental interesarse sobre el trato que cada niño con discapacidad recibe de sus compañeros y reforzar su contacto con actividades que puedan incrementar su autoestima. Si los padres se enteran de que su hijo con discapacidad ha recibido algún tipo de amenaza directa o a través de medios electrónicos, debe dar urgente aviso a las autoridades escolares. Este proceder debe darse de manera asertiva, segura y calmada. Teniendo en cuenta que los niños con discapacidad pueden sentirse muy avergonzados por estos hechos y es muy probable que no deseen compartirlo con la familia, es necesario que de manera preventiva los padres los animen siempre a dialogar sobre las vivencias del día a día. En caso de que el niño relate un episodio de acoso, se deberá actuar sin enfado ni tensión, para no dañar la confianza del niño ni aumentar su vergüenza. Algunos especialistas afirman que los padres deben apoyar los sentimientos del niño, sin desestimar sus vivencias interiores, brindando todo el respaldo necesario, sin animarlo a un enfrentamiento directo con el abusador y enseñándoles cuestiones de seguridad, cómo, a dónde y con quién puede acudir para recibir ayuda. Suele convenir enseñar al niño a que ignorare al acosador, que se muestre confiado y que pueda hablar de lo sucedido con los adultos a cargo. En caso de que el hostigamiento comience a dejar secuelas en el niño, es importante considerar la ayuda profesional, sobre todo si manifiesta problemas de ansiedad o se siente sobrepasado. En tanto a la prevención en el manejo escolar, los investigadores aseguran que los profesores deben conversar abiertamente sobre la discapacidad del alumno con todos los niños en presencia de él. Adaptar la rutina para facilitar a aprendizaje siempre que sea necesario; hablar con los padres y la comunidad sobre el bullying y la inclusión; exhibir filmaciones y compartir lecturas donde aparezcan personajes con discapacidad que vivencian contextos positivos; focalizar en las habilidades y capacidades de aprendizaje del alumno para integrarlo al grupo y elaborar en conjunto con la escuela un proyecto propio de acción y prevención contra el bullying. El Departamento de Educación de EE.UU. sugiere que para prevenir el acoso por discapacidad las autoridades educativas de las escuelas normalizadoras se esmeren siempre por crear un entorno de “campus” que sea consciente y sensible a las preocupaciones de la discapacidad y el acoso. Agregando este tema en la currícula o a través de programas extra-curriculares. Propone además que las escuelas animen a los padres, estudiantes, empleados y miembros de la comunidad para discutir el acoso en niños con discapacidad y que de esta manera puedan informar de ello cuando lo detecten. También sugiere la implementación de programas de monitoreo para dar seguimiento a los problemas de acoso por discapacidad, evaluando y modificando las políticas de discapacidad y acoso y los procedimientos para garantizar la eficacia de una intervención. Pero sin dudas que siempre será necesario que los propios Estados puedan reconocer la problemática y acompañar las acciones de las escuelas con campañas de apoyo, incluyendo este tema tan delicado en las currículas escolares. Tenemos que tener en cuenta que nuestra sociedad siempre resultó más empática con el hostigador que con el hostigado, y que si no se logra un verdadero cambio de paradigma, será muy difícil que estos temas adquieran la relevancia que merecen. La conducta de los niños hostigadores no está separada de lo que ellos mismos absorben en sus hogares y a través de los medios de comunicación, donde la burla y el descrédito hacia las personas con discapacidad son moneda corriente. La burla, el prejuicio, la subestimación, la sobre-valorización del “pícaro” y el rechazo a la diferencia ya están demasiado establecidos dentro de nuestro esquema social. Será entonces absoluta responsabilidad de los adultos, educadores, informadores y padres, avalar este modelo o comenzar a construir las bases saludables y robustas de una sociedad con valores inclusivos verdaderos, que no se contrapongan con nuestras actitudes cotidianas. Luis Eduardo Martínez martinez_luiseduardo@yahoo.com.ar Fuentes: - Dan Olweus / Acoso escolar, “bullying”, en las escuelas: hechos e intervenciones. Centro de investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de Bergen, Noruega. - Maite Garaigordobil Landazabal, José Antonio Oñederra / Estudios epidemiológicos sobre la incidencia del acoso escolar e implicaciones educativas / Informaciones psicológicas, Nº 94, 2008, págs. 14-35. - observatorioperu.com - K. Rigby / Consecuencias de la intimidación en las escuelas / Escuela de Educación de la Universidad de Australia del Sur, Campus Underdale, camino Holbrooks, Australia Underdale. - Anthea Lipsett / Nuevas directrices para detener la intimidación de los alumnos con discapacidad / The Guardian / UK.