jueves, 22 de diciembre de 2011
Violencia en TV: instan a explicar a los chicos qué es lo que está mal
Lo plantea Orozco Gómez, experto en aprendizaje y comunicación, para recuperar valores
Por Alejandra Rey | LA NACION
Cuando a Candela la asesinaron y los detalles de su cuerpito destrozado eran noticia desde la mañana hasta la noche, ya no
alcanzó con apagar el televisor y hubo que explicarles el caso a los chicos. Pero ¿lo hicimos bien? ¿Cómo se les dice a los
hijos que esa nena vivía en un mundo de droga, prostitución y cárceles, y que es la excepción y no la regla?
"Hay que educar la mirada con las pantallas encendidas. La represión no funciona a mediano plazo, crea más curiosidad y no le
da a la persona las herramientas para saber cómo digerir imágenes en otros momentos, o cuando se tope con ellas. Hay que
hacer una educación al lenguaje de la imagen para ver más allá de lo que es evidente a primera vista", dice el mexicano
Guillermo Orozco Gómez, autor de trabajos sobre comunicación y medios e investigador de la recepción y la alfabetización
audiovisual.
Orozco Gómez, que vive en un país violento donde la pantalla alterna las muertes de mujeres en Ciudad Juárez con culebrones
arcaicos, dice que la imagen en las pantallas siempre es una representación y que toda representación por definición es una
construcción. "Por eso -agrega- hay que ejercitarse en el lenguaje de la imagen o alfabetizarse a la imagen, como a la
escritura y a lo digital. Hay que conocer qué piensan los niños y desde dónde lo piensan y qué quieren y por qué hacen lo que
hacen. Hay que saber preguntar."
Orozco Gómez utiliza películas para educar a niños, padres y profesores cuando da conferencias y coincide con La Nacion en
que la problemática de la violencia abarca a toda América latina. Es decir, se universalizó la maldad a partir de la ausencia
de fronteras y pone al bullying como un caso testigo de cómo la violencia termina siendo normal en sociedades que no la
admitían.
"La violencia se genera desde diversas fuentes. Una es que no hay todo para todos: algunos no tienen y quieren tener; otros
quieren tener más, lo cual es un motor para conseguirlo, pero, dado que no hay abundancia, cada vez hay menos de todo, y
conseguir lo que uno quiere no es un mero acto de voluntad, sino que implica quitárselo a otro. Ahí viene entonces la
violencia. Otra causa es la emocional. En las interacciones sociales es inevitable tener conflictos, el problema es cómo se
solucionan y una manera aparentemente fácil y rápida de hacerlo es reaccionando con violencia y eso no se normaliza a partir
de un solo acto, sino que se requiere la cultivación de la violencia a lo largo de muchos actos violentos", dice el
especialista.
Entonces cuenta lo que sucede en México, donde el narcotráfico asesina a cientos de personas por día; el ansia de pasar la
frontera de los Estados Unidos deja un tendal de muertos de hambre, frío y sed y la matanza de mujeres en Ciudad Juárez, por
negarse a prostituirse.
¿Cómo se aborda semejante tema? "Directamente no se habla -dice-. Hace poco se hizo una moción jurídica para tipificar los
asesinatos de mujeres como feminicidios, lo que representa un avance jurídico en el papel, pero en la práctica el problema es
la impunidad de este tipo de asesinatos. Hay una cultura machista y muchos estereotipos sobre la conducta de la mujer en
relación con el hombre que hace que las denuncias no prosperen. A veces se aumenta la pena por asesinatos de mujeres, pero
antes que eso es importante que no haya impunidad, las penas no sirven de nada si no hay a quién aplicarlas."
-¿Qué pasa con la cantidad de tiempo que los chicos están frente a la pantalla?
-Actualmente los medios y dispositivos de comunicación, como el cine, la tele, los videojuegos, la computadora, Internet y
las redes sociales incluyen cada vez más productos audiovisuales, donde la violencia ocupa un porcentaje creciente de tiempo
de pantalla. Esto plantea dos grandes problemas: de cantidad y de calidad de violencia expuesta. Por ejemplo, la violencia se
va naturalizando como algo inevitable en las interacciones humanas y es un ingrediente necesario para darle acción y emoción
a cualquier narrativa.
Y es ahí donde el especialista apuesta a lo bueno de la imagen, es decir, a enseñar por medio de la imagen: "Para transmitir
algo siempre hay dos maneras, la explicita o escenificando lo que se quiere enseñar de manera integrada en una trama. Esta
segunda manera tiende a ser más efectiva y, de hecho, es como se trasmite la violencia en las pantallas. La ficción ha
mostrado ser una opción de representación audiovisual muy eficaz para la trasmisión de valores e ideología a las audiencias.
Si además se acompaña con algún material didáctico impreso, mejor. Hay que hacer películas y videos muy entretenidos en los
que se pongan en juego los derechos humanos, sus maneras de infringirse y las de respetarse de manera natural".
El mexicano dice que la ignorancia se combate con programación explícita y cuenta que en el continente hay una demanda fuerte
sobre temas de la vida cotidiana que casi nunca la televisión atiende, como la salud, los derechos humanos, la convivencia,
el medio ambiente o temas jurídicos. Y propone hacer entrevistas con especialistas a partir de casos que envía el público, la
gente, que es en definitiva la que padece la violencia.
-¿Hay un discurso único para enseñar qué es la violencia o la imagen es lo mejor?
-La imagen es un discurso también. No separaría el discurso oral o escrito de la imagen o discurso visual. Lo audiovisual es
un compuesto muy interesante que me parece que tiene mayor potencial de impacto en las audiencias. Lo audiovisual es una
combinación de discursos diferentes, con mayor grado de reproducción, con mayor fidelidad sobre lo que se representa y con
mayor verosimilitud.
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