viernes, 18 de noviembre de 2011

Jerarquizar saberes artesanales, pero con buen control

Por Pablo Pineau Docente e investigador de la UBA El crecimiento de la cantidad de carreras está relacionado con la masificación: ahora hay más personas que ven en la universidad un destino esperable, algo que claramente no sucedía hace 30 años. También hay una cuestión relacionada con la institucionalización de los saberes. La universidad dejó de ser algo “excelso” y le dio status de reconocimiento a otros saberes artesanales. Eso sirve para jerarquizarlos. Hay un riesgo y es que en el surgimiento de nuevas universidades, clave del incremento de carreras universitarias, se priorice el interés empresarial por sobre el académico. En este sentido, me parece fundamental el rol del Estado como fiscalizador de las instituciones. Si bien todavía el mercado de títulos se autoregula bien –no valen igual todos los títulos–, es importante que se revise quién puede validar esos saberes.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

En diez años fueron creadas 472 carreras universitarias

Lo reveló un trabajo de Expouniversidad en Capital y Provincia. Lo que más creció fueron las carreras cortas y las licenciaturas. Y son cada vez más específicas. Responden a la nueva demanda laboral. Por
Victoria De Masi Según un relevamiento de los organizadores de Expouniversidad, la muestra que reúne a las casas de altos estudios que arrancó ayer en La Rural, la oferta académica creció el 42% en la última década en las instituciones públicas y privadas de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. El impulso lo dieron las carreras cortas y las licenciaturas. Y si bien las tradicionales siguen figurando arriba en la demanda, las opciones se amplían cada vez más, con temáticas nuevas y muy específicas. El dato surge del monitoreo que realizó Re-Vista Vocacional, una guía de carreras que se distribuye desde 1997. Para la 16° edición de la feria, compararon la información enviada por 60 universidades que funcionan hoy en el área metropolitana y el interior del territorio bonaerense con el total de carreras que funcionaban en 2001. Hoy se ofrecen 1.594 contra 1.122 de hace diez años : es decir, 472 carreras más. ¿El mercado laboral exige especializaciones? ¿O las universidades empiezan a amoldarse a un nuevo tipo de estudiante, ése que no quiere destinarle tantos años de su vida a un título? “Cambió el imaginario de los alumnos con respecto a ‘ser profesional’. Para ellos aprobar 36 materias, la cantidad promedio de una carrera, es mucho. Eso, sumado a que convertirse en abogado, por ejemplo, ya no tiene el mismo valor familiar, hace que los chicos se sientan menos presionados a la hora de elegir una carrera. Creo que las universidades tomaron nota de esto y que el mercado laboral también se flexibilizó”, responde Roberto González, licenciado en Educación y docente de la Universidad de Lomas de Zamora y de la Universidad de Flores. Para González, no es casual que las empresas, por más pequeñas que sean, tengan un departamento de Comunicación, de Marketing o de Relaciones Públicas. “Alumnos que no proyectan a más de tres años y empresas abiertas a vocaciones no tan formales explican el fenómeno”, agrega González. Al mismo tiempo, hay más lugares donde estudiar. “Si las privadas fueron protagonistas en los ‘90, la década que pasó fue para las universidades públicas y gratuitas. Sobre todo en el conurbano, que además ofrecen planes de estudios identificados con la región donde están. Me refiero a las universidades nacionales como la de Avellaneda, la de Moreno y General Belgrano. O la del Oeste que abrirá el año próximo”, destaca Teresa Martín, directora de Re-Vista Vocacional y coordinadora de la talles de orientación en Expouniversidad. El interés por carreras como–Psicología, Derecho y Ciencias Económicas se mantiene, pero aparecieron otras, nuevas y curiosas. Algunos ejemplos: Curtido y Terminación en Cuero, que se ofrece en la Universidad de Lanús; otras relacionadas con la producción y diseño de espectáculos, en la UADE. O la carrera de Seguridad Ciudadana, que antes la ofrecía únicamente el Instituto Universitario de la Policía Federal: ahora no solo está disponible en otras instituciones, sino que hay 18 “subcarreras” de este tipo. Las Ciencias Sociales y Humanas también viven su época de gloria . Según el informe crecieron un 40% y 35% respectivamente. Y esto tiene su correlato en el Conicet: “De los 90 mil estudiantes que están haciendo el posgrado, el 65% corresponde a Humanidades y Sociales. Estamos dando el triple de becas, pasamos de 2 mil hace diez años a 8 mil ahora. Queremos más científicos pero no tenemos vacantes, entonces tratamos de ubicarlos en el mercado laboral. ¿Quién no va a querer estudiar en este escenario?”, arriesga Dora Barrantes, directora de Ciencias Sociales y Humanidades del Conicet. Lo que más aumentó en la oferta de las universidades fueron los denominados “ciclos de licenciatura” , que brindan la posibilidad a los que tienen un título terciario de transformarlo en licenciatura si estudian dos años más. Esto se da sobre todo en áreas como Enfermería, profesorados de distintas materias y especialidades económicas y de Administración. El panorama es alentador porque más cantidad de carreras significa, según los especialistas consultados por Clarín , que hay personas interesadas en seguir sus estudios. Pero también advierten dos desafíos: que es urgente preparar a los estudiantes secundarios para que lleguen mejor preparados a esta instancia de su educación, y por otro lado, revertir la alta deserción que se registra en el primer cuatrimestre del primer año de todas las carreras. “La decisión de carrera se da, recién, cuando terminan el secundario y a las apuradas. Elegir una profesión debe ser algo planeado, con la ayuda de los docentes”, apunta Martín. González va a los números: “Entre un 30% y 40% abandonan antes del primer parcial, cuando recién arrancan. La universidades pueden adaptarse pero no van a renunciar a la exigencia, algo que en cambio no se da en el secundario”.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Con solidaridad y participación se puede aprobar matemáticas

Profesores y alumnos comparten espacio y aprendizaje; los aplazos cayeron a un 30% Por Valeria Musse | LA NACION LA PLATA.- Sí, la pesadilla se terminó. O al menos eso se comenta en esta ciudad. Porque con un método innovador en el estudio de las matemáticas, que incluye hasta el cambio de lugares en las aulas y la participación de alumnos y profesores, se logró que el 70% de los que estudian esa materia en Ingeniería aprobaran el curso. En efecto, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) logró incrementar el número de jóvenes que aprueban la materia y, lo más interesante, bajar la deserción por culpa de los indomables números. En 2001, por ejemplo, de un universo de 850 alumnos sólo el 30% aprobaba; muy pocos de los estudiantes que no habían conseguido el objetivo recursaban al año siguiente, y el resto, casi la mitad, sentía que había "fracasado" y dejaba de intentarlo. Ahora sólo abandona el 10%. Lo primero que se hizo en 2003 fue aunar las distintas ramas de la materia -Análisis 1, Geometría Analítica y Algebra-, que en muchos casos repetían los contenidos y requerían demasiada carga horaria semanal. Así las cosas, se generaron nuevos planes de estudio para Matemática A (la que se cursa en el primer semestre del primer año), Matemática B (en el segundo período) y Matemática C, que se rinde al año siguiente. Luego, se modificó la cantidad de alumnos por comisión, y lo que antes eran clases multitudinarias, con gente sentada en el suelo y escribiendo como podía -lo que impedía el contacto directo entre maestros y alumnos, entre otras cosas- mutó en cursos de hasta 70 estudiantes por comisión. A partir de ahí, la manera de aprender de los alumnos cambió radicalmente. Porque ése es el punto fuerte de la nueva metodología desarrollada por los docentes: que los jóvenes se instruyan por sí mismos -lo que genera la autonomía y un orden al momento de estudiar- con la colaboración del trabajo en grupo de sus compañeros y profesores. Alumnos desorientados Al principio de la puesta en marcha del método, el primer día de clases encontraba a los alumnos un poco desorientados. Porque, dispuestos a sentarse cada uno en un pupitre frente al pizarrón, los novatos recibían la propuesta de unirse de a siete alrededor de una mesa grupal. "Ahora ya lo hacen solos. Pero al principio había chicos que se desalentaban ante lo que consideran un fracaso. Por eso es una preocupación de las autoridades de la facultad para conservarlos en la institución y que puedan aprender a emplear este método que ya probó sus resultados", dijo a LA NACION Néstor Búcari, profesor titular de lo que, con la nueva metodología, se denominó Matemática A. Búcari, un entusiasta del método, aclaró que con el transcurso de los años los nuevos alumnos ya están al tanto de esta disposición y cuando entran a la universidad lo hacen más relajados, sabiendo que allí se enseña matemática de una manera innovadora. Volviendo a la experiencia en clases, una vez que los alumnos se agrupan y se sientan en una gran mesa, interactúan entre sí para resolver las consignas indicadas por el profesor. La solidaridad gana espacios dentro del aula y aquel joven que más facilidad tiene en un determinado tema ayuda a quien tiene problemas. En tanto, los docentes se confunden dentro de los grupos y despejan personalmente todas las dudas planteadas. Al finalizar los contenidos, los alumnos son evaluados de la manera tradicional. "Los chicos razonan por sí mismos, sacan conclusiones y trabajan; así, pueden llevar a la práctica, a la realidad, los enunciados", dijo el decano de la facultad, Marcos Actis. Entusiasmado por los buenos resultados de los últimos años -la reducción en el porcentaje de abandonos y un notable aumento en la cantidad de aprobados-, el directivo anhela que la nueva metodología pueda aplicarse en el futuro en otras instituciones educativas. "Hemos reducido también los guarismos de ausentismo. Los chicos vienen con otras motivaciones", finalizó Búcari.