viernes, 2 de marzo de 2012

La escuela que limita la computadora

Por Juana Libedinsky | LA NACION NUEVA YORK.- Parecen adolescentes normales, vestidos con los típicos buzos con capucha, pantalones chupines, zapatillas y mochilas. Se los ve salir de la escuela con objetos de cerámica en la mano (son famosos por el énfasis que ponen en las manualidades), pero, consultados, dicen que saben manejar cualquier iPad. Son los alumnos del Rudolf Steiner, el primer colegio Waldorf de Estados Unidos, un sistema educativo que, si bien tiene casi cien años, acaba de levantar una enorme polémica. Resulta que en pleno Silicon Valley, los grandes popes de la industria tecnológica -muchos de ellos con empresas que venden hardware y software educativo para las escuelas- mandan a sus hijos a una institución de esta filosofía, que rechaza en un principio y luego pone muchos más límites que la escuela norteamericana promedio al uso de las computadoras en el aula. La noticia, publicada en la tapa de The New York Times, tocó todo tipo de sensibilidades. Por un lado, algunos resaltaron que aquellos que trabajan en la industria tecnológica saben que la ventaja competitiva en el sector no viene de saber usar una computadora desde temprano, sino de tener la estructura mental que permite la resolución creativa de problemas, y que eso se aprende de los seres humanos y no de las máquinas. También destacaron que es un error que en la educación actual se invierta en computadoras más que en entrenar mejor a los maestros, entre otras razones porque la tecnología se pone obsoleta enseguida. Otros, en cambio, acusaron a estos padres de Silicon Valley de hipócritas, creando para las masas productos que ellos mismo desprecian. También los acusaron de esnobismo: son personas pudientes cuyos hijos van a tener computadoras en su casa, así que no importa que no las tengan o no usen mucho en la escuela. Además, tienen bibliotecas y la posibilidad de viajar, cosas que estudiantes de menores recursos ni soñarían y para quienes la computadora es una ventana fascinante. Para un tercer grupo, mientras las computadoras sean usadas como cualquier otra herramienta en la clase, sus efectos simplemente serán tan positivos o negativos como quien las maneje disponga. D e esta manera, lo que empezó como una nota "de color" en el matutino, terminó siendo el eje de un debate nacional sobre los efectos de la tecnología para la democratización del conocimiento versus los efectos nocivos que pueda tener sobre el razonamiento. Y aunque muchos se manejan con certidumbres, la respuesta final todavía parece lejana.

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